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domingo,
05 de
marzo de
2006 |
Ingresos. En poco tiempo largan las paritarias más importantes para renovar los convenios colectivos
El nuevo mapa de las negociaciones salariales
Las empresas apuestan a la productividad y los sindicatos piden recuperar salarios. La onda de los acuerdos cortos
Claudio Berón / La Capital
Abril es el mes crítico. Un alto porcentaje de los asalariados del país discutirán por medio de sus sindicatos los nuevos sueldos y para llegar a buen puerto y evitar conflictos y piquetes se deben limar varias puntas con temas como: ajustes, sueldos, productividad, negociaciones complicadas, interlocutores válidos, y el fantasma de la inflación por sobre todos los escritorios. Una demora de 10 años en estos acuerdos los hace casi inéditos. En ese tiempo, la Argentina cambió, y mucho.
Mientras desde la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Confederación General del Trabajo (CGT) se mantiene un diálogo con vistas a negociar aumentos salariales y a combatir la informalidad laboral, aún no hay una fecha para iniciar la carrera del frente a frente entre industriales y sindicalistas. Fuentes de la central fabril indicaron que, Héctor Méndez, presidente de la entidad, y el titular cegetista Hugo Moyano, mantuvieron contactos telefónicos en los últimos días.
Los industriales pretenden que los aumentos salariales que se acuerden en los próximos meses estén atados a la "productividad" de las empresas, y que por ende no sean generalizados. Además, sostienen que es necesario analizar cuáles son los sectores que sufren retrasos en materia salarial, para que sea en ellos donde se puedan concretar mejoras.
Pero en el seno de la UIA hay una convicción de base: los salarios tienen modificaciones desde el 2002 y los aumentos podrán darse en el marco de mayor productividad e inversión. Para esto también se deben implementar líneas crediticias, que aún no se ven.
Desde el sector sindical, Moyano descartó que el presidente Néstor Kirchner le haya pedido moderar sus reclamos de aumento al 20% y sostiene que cada gremio será el responsable de "saber si su actividad ha mejorado lo suficiente como para reclamar mejoras salariales".
En marzo vencen una cantidad de convenios salariales firmados el año pasado. La modalidad de pactar convenios por plazos más cortos tiene el doble objetivo de contener la escalada de reclamos gremiales y al mismo tiempo, cubrirse de la inflación.
Desde la otrora poderosa CGT, Moyano ratificó al gobierno y a los empresarios su intención de reclamar que la "distribución equitativa del ingreso deje de ser un slogan discursivo, para convertirse en el fundamento de grandeza nacional", como sentencia un párrafo de un documento de la CGT que lleva la firma de dirigente camionero y de sus pares José Luis Lingeri y Juan Manuel Palacios.
La nueva UOM
Los tiempos cambian en la histórica pelea del trabajo y el capital. Muchos de los convenios que rigen son de mediados de los 70, una década signada por avances importantes de los gremios. En aquellos años la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) ocupaba el lugar de la negociación total. Hoy son varios los sindicatos que disputan ese poder y el que lo tiene es Camioneros.
Abel Beroiz, secretario del Sindicato de Camioneros en Santa Fe y miembro de la federación nacional del gremio, arriesgó que "en las negociaciones vamos a pedir entre un 15 y un 23% de incrementos salarial en todas las ramas que conforman el gremio y no dudamos que si se argumenta la productividad del sector para discutir los incrementos, nosotros no estamos mal".
No obstante, el sindicalista admitió que "dentro de las cámaras hay sectores que andan bien y otros no tanto" y agregó que "la semana entrante denunciaremos ante el Ministerio ed Trabajo de la Nación la caída del convenio y en el nuevo no sólo discutiremos salarios sino también condiciones de trabajo".
En tanto, Carlos Ghioldi, de Empleados de Comercio, aseguró que "hay que aumentar salarios, nadie pude vivir con $1.000". El dirigente rechazó los planteos de sectores empresarios de condicionar la recomposición salarial a recortes de derechos de trabajadores. "Reclamamos también la vigencia de la jornada de 8 horas y el descanso dominical", enfatizó.
En 2005, el aumento logrado por los empleados de comercio fue del 18%. Ghioldi sostiene que "las patronales están absolutamente insensibles y no va a ser fácil torcerles el brazo, esperamos que el gobierno sea enérgico con las ambiciones de los empresarios y no quede sólo en el discurso".
Un ejemplo de la dureza con la que se iniciará la paritaria del sector se podría extraer de declaraciones del titular de Carrefour, Eric Legros, quien a fines de febrero manifestó que "no puede haber paritarias que convaliden aumentos de sueldos por encima de la inflación y confío en la responsabilidad sindical".
Según datos del Ministerio de Trabajo, en lo que va del año ya se firmaron cerca de 60 convenios, la mayoría a nivel de empresas.
El foco en el salario
Aunque desde el año 2003 el ritmo de acuerdos salariales va en aumento, empresarios y sindicalistas coinciden en que todavía falta recuperar el ejercicio de la negociación. El adelanto de un trabajo que publicará a fin de mes la cartera laboral subraya las diferencias entre las discusiones de los 90 y las de este año.
En la dácada pasada se priorizaba el puesto de trabajo como freno a la inestabilidad y los "contratos basura" y el nivel negocial más activo era el de la empresa. En el quinquenio 1990/1995, el 85% de los convenios se cerró a ese nivel. Hoy, la participación es del 65%. El 35% restante fue ganado por la negociación colectiva a nivel de rama de actividad.
En los 90 se planteó que se ajustaran los precios por productividad, en el marco de la ley de convertibilidad que prohibía indexaciones de todo tipo, inclusive de sueldos. Esto significó congelar el poder adquisitivo en su relación con los sueldos.
"Hoy la idea no es contener la inflación si no lograr una redistribución del ingreso", sostuvo una fuente de Trabajo.
Si se toman los salarios que se negociaron en los últimos dos años los números parecen buenos. En construcción se incrementó el básico un 300%, y en alimentación y camioneros también se dieron fuertes incrementos. El truco estadístico es que en construcción se partió de un básico de $200. Los atrasos en el nivel de salarios fueron salvajes.
El seguimiento hecho por Trabajo destacó que desde el lado patronal está aumentando la conflictividad y lo aducen a la "falta de gimnasia". No obstante, los sectores con más crisis son los ligados a los empleados públicos.
En tanto, la central obrera reclama al gobierno y a los empresarios no sólo el aumento de sueldo de los trabajadores activos y pasivos, también pide una convocatoria del Consejo del Salario que integra junto a empleadores y funcionarios y el incremento del mínimo no imponible de Ganancias y del salario familiar.
José Luis Lingeri, adjunto de Moyano, dijo que la CGT "quiere establecer una mesa de diálogo y concertación con el gobierno nacional como en 2005, donde se logró aumentar el salario mínimo, la modificación de los topes para percibir asignaciones familiares y aumentos no remunerativos que luego pasaron a tener carácter de remunerativos".
Una característica de las nuevas negociaciones es la desconfianza que existe entre los sectores y las bases en las cuales se asienten los acuerdos. Jorge Elías, titular de un estudio jurídico con experiencia en este tema, destacó que la discusión debe tener un marco político para "no caer en una encerrona" ya que "aumentar los sueldos por sobre la inflación generaría, para algunos, más inflación, pero, por otro lado, si esto no se da el obrero está condenado a estancarse".
"La posibilidad de compra del salario hoy, en cuanto a bienes, es la mitad de la de los años 70", recordó y consideró que "tal vez con más productividad e inversión se fabrique más y esto tal vez baje costos y precios".
Las largas horas frente a las mesas de negociación le dieron a Elías un manejo de la escena. "No hay confianza ni desde los sindicatos ni desde las patronales, cada uno quiere armar su juego y se da un tema fundamental, todos quieren todo y no hay una discusión civilizada, si un gremio logra una mejora del 30% los otros van detrás, sin importar el sector al que pertenezcan", advirtió.
Carlos Garrera, de la Federación Industrial de Santa Fe, no dudó en señalar que "las condiciones para abordar el tema salarial son ideales, en nuestro sector hay actividades que andan mejor que otras, pero en general desde el sector se negociaron salarios el 17% por sobre la inflación", y deslizó que "el tema es poder ser competitivos y, por medio de la producción, mejorar las condiciones generales".
En este sentido, Guillermo Moretti, un industrial local con predicamento en los pasillos de la Unión industrial Argentina, sostuvo que "se renegociaron desde 2001 cerca de 700 convenios fabriles y todos por sobre los niveles inflacionarios".
En lo que hace al reparto del ingreso nosotros planteamos que hay que logarr un diálogo en el que se priorice el blanqueo de la economía laboral y se pueda actuar contra la mochila fiscal", sintetizó.
Para las grandes discusiones que se llevan cabo en el ámbito capitalino, una voz cantante es la de Daniel Funes de Rioja, asesor de la UIA. Oportunamente expresó que "en la industria los salarios recuperaron el poder de compra de 2001, entonces, cualquier aumento que no provenga de un incremento de productividad es muy peligroso". En ese sentido, alertó que "si los sindicatos trabajan sobre la inflación adelantada lo único que generarán es más inflación", sostuvo.
Los sindicalistas locales, como Daniel Addamo, de Aceiteros, aducen que este planteo se puede considerar, pero que a la hora de las negociaciones el hilo se corta por lo más delgado y se termina en medio de un conflicto con piquetes incluidos.
Esta intransigencia o falta de costumbre para negociar de parte de los dos actores principales de esta cuestión se resuelve muchas veces entre ngociadores de mayor envergadura. "Lo que antes resolvía un gerente hoy lo resuelve el presidente de la empresa ante la figura máxima del sindicato, o bien en la mesa del ministro de Trabajo", detalló un dirigente industrial.
Abril es el mes de las discusiones y definirá el rumbo de mediano plazo en el tema salarios. A esto no serán ajenas las alternativas políticas. Los votos del 2007 estarán condicionados por los niveles de inflación y de bienestar inmediato. Un clásico nacional.
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