Exportación "encubierta" de semillas a Paraguay

Denuncian abusos de una norma que facilita el tráfico vecinal fronterizo. Crece el paso de soja y harina

El traspaso de mercaderías por la frontera que une la Argentina con Paraguay (en la aduana de Iguazú) pasó de castaño a oscuro. El pase de bolsas de granos (de soja preferentemente) y harina está muy lejos de lo que habilita el denominado tráfico vecinal fronterizo (TVF), un sistema a través del cual se le permite a una persona que vive a 100 kilómetros de la frontera pasar mercadería por un monto de hasta 2.000 dólares mensuales para su supervivencia.

Una alta fuente oficial, a cargo del control del lugar, aseguró que esto pasó de "contrabando hormiga a un gran contrabando", una situación que también corroboró el encargado de la Aduana de Paraguay, Carlos Sosa Jovellanos durante un encuentro realizado en Misiones sobre intercambio comercial y contrabando.

Según aseguró personal que trabaja en la frontera, "están pasando alrededor de 600 bolsas diarias de 50 kilos de harinas y otras tantas de semilla de soja". Explicaron que el traspaso se realiza en trafics que se cargan y descargan de uno y otro lado de la frontera, donde la carga se consolida en camiones. También el operativo se realiza a través del río Paraná, mediante lanchas.

"Prácticamente no existe control de ésto", confesó un empleado de la Aduana que prefirió mantener en reserva su nombre. Aclaró que se trata de mercadería como las harinas "que deberían pagar un derecho de exportación del 20% y las premezclas que tributan el 5% por ese concepto", sin embargo "aquí se hace pasar mediante TVF una exportación encubierta", agregó.

La situación no es ajena a las altas autoridades de la Aduana. Por caso, el director de la misma, Ricardo Echegaray, explicó que los regímenes simplificados de equipaje y el TVF "experimentan una ultraactividad y fueron violentados".

La metodología que utilizan los que realizan este tipo de operaciones consiste en contratar gente de uno y otro lado de la frontera, que sirven de prestanombres o "prestadocumentos" para el caso, a los que se les paga una ínfima cantidad de dinero para que traspasen la mercadería.

Para Carlos Sosa Jovellanos, esto "suele llegar a 100 ó 200 personas que cobran sumas irrisorias y en media hora pueden llenar camiones de cuatro ejes del otro lado de la frontera".

Aunque las autoridades reconocen esta situación, los empleados de las dependencias oficiales que están "en la trinchera", aseguran que "la cadena de mando está cortada o bien se hace la vista gorda", porque en los hechos la situación se repite a diario y la solución parece estar muy lejos de llegar.