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 sábado, 08 de octubre de 2005  
Mirás, contra las "tentaciones del tener y el poder"
En el Día de la Virgen, llamó a ver a Dios en los pobres y los chicos de la calle. Y habló del contraste entre "dos ciudades"

"En este momento difícil del mundo, lleno de violencia, agobiado por la pobreza y limitado por el individualismo es imprescindible que incorporemos en nuestra cultura los grandes preceptos del Evangelio". La homilía del arzobispo de Rosario, Eduardo Vicente Mirás, por el Día de la Virgen del Rosario estuvo atravesada por una mirada crítica y preocupada de la realidad social. En lo que fue su última misa por la patrona de la ciudad, advirtió sobre las tentaciones del tener y del poder", y llamó a ver a Dios en los pobres, los chicos de la calle, los enfermos y los ancianos. Horas antes, había lamentado que Rosario fuera "dos ciudades", la de "los que se mueven el fin de semana largo" y la de "la periferia".

Así pasó una nueva celebración del Día de la Virgen, que había comenzado a la mañana con distintas misas, y culminó con la procesión y el oficio religioso presidido por monseñor Mirás.

La procesión partió pasadas las 16.30 de la iglesia catedral y se movilizó por Córdoba hasta la plaza de la Coronación, en 1º de Mayo y Rioja. Portando la imagen de la Virgen en su vitrina de cristal y tres grandes imágenes de Jesucristo, los fieles colmaron la plaza en un día inmejorable.

Allí se armó un altar con un lienzo donde podía leerse "lo reconocemos al partir el pan". Y desde allí, Mirás presidió la santa misa del Día de la Virgen, su última celebración patronal como titular del episcopado local.

"La vida cristiana nos interpela a cumplir de verdad con las enseñanzas de Cristo. Todos padecemos el peligro de vivir sumidos en propuestas engañosas que nos asaltan siempre; son las tentaciones del tener, del poder, de aferrarnos a formas de felicidad efímeras que sólo sacían un instante de nuestra existencia, y nos dejamos llevar por ellas en vez de adherir con la vida al proyecto de amor que Dios nos propone", afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, cargo que, como el de obispo, deja a fin de año.

Luego afirmó que Dios "se nos presenta en cada momento en el rostro preocupado del pobre, en el abandono del niño de la calle, en la mirada sin horizonte de quienes perdieron la esperanza y en el cuerpo agobiado del enfermo y del anciano solitario. Y nos llama a comprometernos con todos los hermanos, y a transformar el mundo con nuestras actitudes y con nuestras vidas".

Seguramente lo escuchaban con atención desde el palco oficial las autoridades municipales y algunos candidatos, como Hermes Binner, Horacio Ghirardi y Osvaldo Miatello (que asistió en representación del gobernador Jorge Obeid).

La mención a los problemas sociales y comunitarios no concluyó ahí. "En este momento difícil del mundo, lleno de violencia, agobiado por la pobreza de tanta gente y limitado por el individualismo que nos lleva a pensar sólo en nosotros mismos es imprescindible que incorporemos en nuestra cultura los grandes preceptos del Evangelio", insistió el prelado.

Ya por la mañana, Mirás había manifestado su preocupación por los altos índices de pobreza y hablado de la existencia de dos ciudades: "Una se mueve el fin de semana largo, pero si uno se va a la periferia, existe otra ciudad con muchas necesidades", lamentó, para cargar contra el trabajo en negro: "Si hay más movimiento comercial esto nos ayuda a todos, porque tiene que haber más trabajo, lo malo sería que siga siendo informal y no en blanco".
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Monseñor Mirás reiteró la preocupación de la Iglesia pro la cuestión social.


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