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 sábado, 08 de octubre de 2005  
Desde el aula

Como docente de EGB 3 y Polimodal quiero referirme al problema que se plantea ante la pérdida de días a causa del conflicto docente. Me parece natural y lógico escuchar a los papás preocupados por el aprendizaje, por el año escolar, por los contenidos no aprendidos y ver cómo ofrecen su tiempo intentando suplir al maestro en la tarea educativa de la escuela. Quisiera transmitir, a propósito, la experiencia de los docentes que ya desde hace mucho tiempo estamos preocupados y ocupados por el pobrísimo resultado de nuestra tarea de enseñar. Cotidianamente y a lo largo de las últimas décadas los docentes hemos estado intentando, con escaso resultado, motivar sobre la indiferencia; provocar el placer de pensar sobre la irrefrenable tendencia al "hay que zafar"; justificar nuestras propuestas áulicas frente al "¿para qué sirve?" (sirve sólo para aprender a pensar...), plantear problemas interesantes que terminamos resolviendo solos en el pizarrón con la atención de la minoría. Quisiera decir que nos duelen los "recortes" de contenidos que hacemos cada año porque los chicos no están dispuestos a soportar "semejante exigencia", que no les interesen las calificaciones bajas; que estén desorientados frente al caos del actual sistema educativo, que no sabemos a qué proyecto de país responde. Seguramente muchos coincidiremos en que la responsabilidad de esto no es sólo de los chicos, también, y sobre todo, es de los adultos que conformamos esta sociedad que tanto cuestionamos y que poco asumimos. ¿Cómo proponen entonces los papás ayudarnos a resolver estos problemas que, estoy segura, ocasionan mayor atraso que los días de paro en los aprendizajes esperados? Educar en la responsabilidad y en el esfuerzo y reconocer el valor social de la educación representan individual y colectivamente una opción de todos los días y representan para el Estado una desición política que, tarde o temprano, tendremos que exigir que sea tomada.

Marisa Gentiletti

DNI 17.181.183


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