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 domingo, 02 de octubre de 2005  
"Es terrible que haya tantos jóvenes excluidos"
Para el sociólogo Mario Margulis se hipoteca el futuro del país

"No me resulta curioso que los jóvenes se sientan peor que sus padres, en cuanto a posibilidades de trabajar o tener un ingreso adecuado, porque de hecho creo que objetivamente están peor", dispara el sociólogo Mario Margulis. El investigador y ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) dedicó más de un libro al estudio de la problemática juvenil. Y asegura que a esta generación le resultará muy difícil alcanzar el bienestar que tuvieron sus padres, a la par que advierte que la exclusión que padecen muchos jóvenes es "terrible" y señala que este problema debería ocupar un lugar de "primerísima magnitud" en la agenda de las políticas públicas. Es que el tema le preocupa y mucho, ya que considera que en esos jóvenes se juega, ni más ni menos, que el futuro de todo el país.

"Hace 30 años Argentina, tanto en la realidad como en el imaginario, era un país que se sentía con muchas posibilidades -afirma-. No digo que hoy no existan alternativas, pero las circunstancias concretas de diferentes clases sociales hacen que sea muy difícil para los jóvenes repetir la performance de sus padres. Las estadísticas muestran esto. Si usted mira las cantidad de chicos desocupados de sectores populares, hay un porcentaje muy grande que no estudia ni trabaja, o sea que están excluídos de las instituciones principales que los incluyen en la sociedad, como la escuela, las empresas o a veces las mismas familias que ya no los contienen. No es sólo el no tener ingresos sino que carecen de un lugar en el cual incorporar una cantidad de saberes de cómo vivir con los demás. Y eso se transmite, no viene solo".

-Y en cuanto a los de clase media...

-En relación con generaciones pasadas también están en peores condiciones. Por ejemplo, hace 30 40 años un médico que se recibía tenía un futuro claro, o a profesionales de otras disciplinas les resultaba relativamente promisoria su inclusión social. Hoy día es muy duro incluso para los egresados universitarios seguir este camino. El caso de los médicos es claro; ya no se ganan la vida como profesionales libres que tienen un consultorio y empiezan a recibir ingresos, sino que tienen que hacer muchos años de guardia con sueldos muy bajos. Eso lleva a que, entre otras cosas, traten de permanecer más tiempo en los hogares junto a sus padres.

-Eso rompe con una imagen del país donde se pensaba que las generaciones futuras tendrían mayor bienestar que las que las antecedieron.

-Sí. Las perspectivas de lograr mayor bienestar se disolvieron. Vivimos el proceso, pasamos por gobiernos que crearon condiciones bastante dramáticas para el país y esta cultura se ha dañado.

-¿Y qué consecuencias tiene esta pérdida?

-Creo que es muy terrible y muy pernicioso para el país que haya tantos jóvenes realmente excluidos de la socialización, del empleo, de la escuela, ya que además correlativamente son muy vulnerables a otros males sociales, como la droga, las enfermedades de transmisión sexual, o el incremento del embarazo adolescente. Eso genera una situación muy preocupante para el futuro del país porque, justamente, estos jóvenes son el futuro. Son ellos los que tendrán que ocupar los lugares que hoy dejemos los adultos. Entonces, tendríamos que tener jóvenes cada vez más instruidos, más preparados, más incluidos y no solamente con los saberes que les da la escuela, sino también las instituciones socializadoras, lugares donde se transmiten los saberes necesarios para vivir productivamente.

-¿Qué políticas serían necesarias para contrarrestar esta situación?

-Esto viene de un proceso político orquestado durante los 90, que operó esta tremenda situación de abandono y de poco financiamiento para la educación, y un aumento enorme de las condiciones de desocupación. Creo que algo de lo que está pasando ahora está mejorando en cuanto parece ser que al haber más actividad económica aumenta la oferta de empleo. Creo que la situación que viven estos jóvenes debiera tomarse como un problema de primerísima magnitud. No estoy diciendo nada nuevo, creo que es necesario invertir en educación.

-¿Cree que actualmente se prioriza este problema?

-Por lo menos en los discursos sí; están diciéndolo. Pero estoy convencido que no solamente debe estar presente en los discursos.
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"Hace 30 años Argentina era un país que se sentía con grandes posiblidades".

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