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 miércoles, 21 de septiembre de 2005  
EDITORIAL
Valioso acuerdo sobre desarme nuclear

En una época teñida por las catástrofes naturales, los atentados terroristas o muertes masivas por enfermedades propias de la pobreza, el anuncio de Corea del Norte de que acepta desmantelar su plan nuclear a cambio de ayuda abre expectativas de que la fuerza de la razón pueda en el futuro primar sobre las posiciones dogmáticas, arbitrarias o marcadas por el personalismo de los líderes.

La desactivación de los planes militares atómicos es uno de los más grandes desafíos que tiene por delante la humanidad, porque se sabe que el grado de desarrollo tecnológico que han alcanzado los arsenales pueden poner en riesgo la existencia de naciones enteras. Y en este sentido, Corea del Norte había tomado un camino preocupante, al reanudar su política de desarrollo de sus plantas nucleares con uranio enriquecido, negarse a las inspecciones de la ONU y alejarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Fueron más de dos años de arduas negociaciones para llegar a este acuerdo preliminar, considerado histórico por muchos observadores. El régimen comunista aceptó la eliminación de su arsenal nuclear y respetará el Tratado de No Proliferación. A cambio de ello, China, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos se comprometen a darle ayuda económica, energética y otorgarle garantías políticas.

El éxito de las rondas de negociaciones es adjudicado a China, que no dejó de confiar en la capacidad del diálogo, mientras otras potencias ya diseñaban variables de intervención armada, lo cual hubiese desatado consecuencias irreversibles para el equilibrio en esa región. No obstante, también gravitó en el cambio de actitud la constante hambruna que castiga a millones de coreanos y las graves consecuencias ocasionadas por las últimas inundaciones.

Claro que sería aventurado confiar ciegamente en el cumplimiento del compromiso anunciado por el régimen. Para ello las Naciones Unidas y los países que integran el acuerdo deberán sostener una criteriosa supervisión y también ellos cumplir con lo pactado. Sin embargo, el éxito de las negociaciones permite abrigar la misma perspectiva en otras regiones, como Medio Oriente. El paso dado es por sobre todo alentador. Ahora todo dependerá de la iniciativa dialoguista que se despliegue y de las propuestas sensatas que se presenten.
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