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domingo,
03 de
julio de
2005 |
Moscú, el corazón de Rusia
Nació como fortaleza y se convirtió en una megalópolis que quedó tallada por la historia política y social
Moscú nació como el sitio elegido para levantar una casa fortaleza. El príncipe Yuri Dolgoruki eligió una de las colinas en la ribera del río Moscova para situar el proyecto que creció desde 1147 hasta convertirse en el centro de una de las megalópolis del mundo, con casi 10 millones de habitantes. Las murallas de la fortaleza, reconstruida una y otra vez tras cada invasión, hoy cercan el Kremlin, un conjunto de catedrales y museos que conforman los edificios históricos más viejos de Moscú.
El nacimiento de la ciudad capital de Rusia quedó fechado en un viejo manuscrito y casi diez años después se terminaron de levantar los paredones que marcaban su territorio. Las primeras construcciones, a mediados del siglo XV, se hicieron de madera. Fue Iván III, el Grande, quien impulsó la conversión de los viejos edificios en estructuras de ladrillo y piedra.
Pero la arquitectura moscovita logró su mayor grado de perfección a mitad del siglo XIIX, con la obra de V.I.Bazhenov, creador de la casa Pashkov y de M.F.Kazakov, que construyó el edificio del Senado. Esas obras fueron amenazadas por la reacción de los habitantes de la ciudad ante la invasión napoleónica. Para evitar que Moscú fuera tomada, sus pobladores incendiaron la ciudad. La guerra terminó meses después tras una batalla que ocurrió a pocos kilómetros de la fortaleza y tiene a su memoria el museo Batalla de Borodino.
Napoleón consideraba a Moscú el corazón de Rusia. "Si capturo el Kiev, tomaré a Rusia por sus pies; si tomo San Petersburgo, tomaré su cabeza y si tomo Moscú, destruiré su corazón", registran en los libros las palabras del jefe del ejército francés.
La ciudad resurgió inmediatamente después de la guerra con sus edificios a cargo de arquitectos como Beauve y Grigoriev. Son el alma del aspecto actual de la ciudad, cuando surgió el jardín de Alejandro, los teatros del Bolshoi y de Maly, los edificios de Manezh y el primer hospital.
Moscú conservó su aspecto feudal hasta el reinado de Pedro el Grande, sobre el 1700, que cambió la capital a San Petersburgo. No obstante la ciudad conservó su liderazgo político y cultural. A principios del 1800 contaba con locomotoras tiradas por caballos, calles iluminadas y las primeras líneas eléctricas. A dos décadas del comienzo del siglo XX, la ciudad volvió a ser capital de Rusia.
El ideario comunista, popular en Moscú, modeló los cambios que siguieron hasta octubre de 1917, donde las huelgas y las rebeliones terminaron en la muerte de los zares y la asunción de Vladimir Lenin en el primer gobierno comunista.
Durante ese período la arquitectura de Moscú cambió por la cantidad de trabajadores que se mudaron a la ciudad en busca de un empleo. Los empleados no calificados, que no superaban el 5 por ciento de la población antes de la revolución, alcanzó casi a la mitad de los habitantes de la capital de la Unión Soviética. En ese período muchas iglesias se transformaron en "palacios de la cultura", y otras fueron destruidas. La ciudad debió acoger a los nuevos habitantes con viviendas realizadas en bloque para resolver la urgencia de la necesidad, cuya fisonomía contrasta con la que alentaba la Rusia de los zares. La apertura al capitalismo modeló nuevamente su aspecto.
Iconos moscovitas
El Kremlin es la parte más antigua de la ciudad. Nació con menos de la vigésima parte de su área actual. A principios del siglo XVI fue reconstruida después de la invasión tártaro mongola con una muralla de roble y durante dos siglos se reconstruyeron sucesivas murallas a su alrededor. Su espacio interno está centralizado en la Plaza de las Catedrales, diseñada por los arquitectos e ingenieros italianos convocados por Iván III y que las construyeron estrictamente según modelos bizantinos. Está rodeada por tres templos mayores y varios menores, además de palacios y residencias. La más importante es la catedral de la Asunción, la más antigua de la plaza. La sigue en tamaño la catedral de San Miguel Arcángel, inspirada en los palacios venecianos, y la catedral de la Anunciación, más reducida. Las tres constituyen monumentos nacionales y en su interior no se celebran servicios religiosos. También se encuentra en la plaza el panteón de los zares, el Cañón Zar (siglo XVI) y la Campana Zarina (siglo XVIII).
El museo de la Armería tiene colecciones inigualables de plata y oro de la tesorería de los zares, carrozas, tronos y trajes. Otro museo, el Fondo de Diamantes, contiene una colección única de pepitas de oro y platino, diamantes y brillantes de Siberia. La Galería Tretiakov es el Museo Nacional de Rusia, con una colección de más de 5 mil ejemplares, únicos por su significación y volumen.
El Museo de Artes Plásticas Pushkin se enorgullece de tener la mayor colección de obras de arte oriental antiguo y euro-occidental, y la colección de monumentos de Egipto Antiguo. El edificio, de estilo neoclásico, fue construido según el proyecto del arquitecto R. Kleien.
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Fotos
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Rusia exhibe sus bellezas arquitectónicas al mundo.
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