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 domingo, 06 de febrero de 2005  
La actriz reveló que "Millon Dollar Baby" fue una enseñanza de vida
Hilary Swank: "El boxeo te hace pensar en ser humilde y en respetar al otro"
Confesó que trabajar en la película de Clint Eastwood fue el desafío más grande de su carrera

Martín González Oliva

Hilary Swank aseguró que "Million Dollar Baby" fue el desafío más grande de su carrera. La actriz debió vencer innumerables obstáculos para transformarse en Maggie Fitzgerald, una aspirante a boxeadora en el nuevo filme de Clint Eastwood. En la película, que se estrena en Rosario el jueves próximo, comparte cartel con el director, que interpreta a entrenador renuente a entrenar a una mujer en su gimnasio, y Morgan Freeman, que encarna a su ayudante.

Swank tomó el mundo del espectáculo por asalto y dejó a un lado a sus competidores cuando, en 1999, se llevó un Oscar por su interpretación de Teena Brandon en "Los muchachos no lloran", un personaje sexualmente confundido que se traviste para sentirse más cómodo. A partir de ese momento se convirtió en un nombre propio en Hollywood y lo hizo confirmando que, aunque pueda aparecer como un varón en escena, es una mujer muy sexy. Así lo demuestra en "Million Dollar Baby".

-¿Qué sabía del mundo del boxeo antes de este filme?

-Al principio apenas pensaba en el boxeo. Cada vez que oía hablar de eso me preguntaba qué había de maravilloso en golpear a alguien y desear que te golpeen. Era algo que me desagradaba completamente. Pero entonces pensé: como sucede con cualquier cosa en la vida, y estoy segura que todos lo han experimentado alguna vez, cuando necesariamente hay que zambullirse en algo más profundo que uno, por cualquier razón, siempre terminás respetándolo porque aprendés sobre eso de una manera diferente a como lo harías normalmente. Eso lo aprendí entrenando y boxeando dos horas y media por día, seis días a la semana, durante tres meses, lo que fue parte de mí preparación antes de empezar a filmar. Con el entrenamiento aprendí que el boxeo es mucho más exigente que cualquier otro trabajo físico. Este aspecto es obviamente enorme, pero también es un deporte increíblemente mental.

-¿En qué notó esa singularidad?

-La mejor imagen que tengo es que es como un gran juego de ajedrez. Cuando estás en el ring te sentís uno con el otro que está con vos. Todo sucede de manera silenciosa y en esos minutos que dura el round no hay nada más a tu alrededor: sos vos y esa otra persona. La sensación es igual a la de esas películas en las que sólo escuchás la respiración de los dos hombres, y al mismo tiempo escuchás la tuya. Entonces intentás imaginarte y calcular la fuerza y la debilidad de tu rival, y medís tu propia fuerza y tu propia debilidad. Con cada persona con la que te enfrentás hallás nuevas fuerzas y nuevas debilidades, en el otro y en uno mismo.

-¿Sentís la superioridad sobre el otro?

-No es eso exactamente, sino que en ese momento pensás: "Tengo en la mira a esta persona". Entonces te creés que vas a conseguir el golpe correcto para dejarlo fuerza de juego...y no siempre es así. Todo esto tiene un paralelo tan grande con la vida que es imposible no pensar en cosas como la necesidad de ser humilde y de respetar al otro, aunque sea tu rival.

-Aparentemente cambió bastante su visión del boxeo...

-Absolutamente. Ahora amo el boxeo y tengo un enorme respeto por los boxeadores como atletas, porque el boxeo es también el desafío físico más grande que tuve jamás.

-¿Cómo fue el entrenamiento?

-El entrenamiento era sobre todo físico, pero también mental. De hecho, tuve que adecuar mi vida en torno a la preparación para la película. Inclusive la gente me pregunta si me siento masculina porque gané casi nueve kilos de músculos. Y no es así, siempre me sentí femenina. Me habían pedido que ganara cinco pero gané nueve porque intenté ser creíble como boxeadora, y eso incluía mi aspecto físico. Ese es mi trabajo. Meterse en los zapatos de otra gente por un momento es increíble. Pero la transformación más interesante que experimenté es que aprendí mucho acerca de mi cuerpo y mi mente.

-¿Cuál fue el entrenamiento mental?

-La energía de la mente es tan grande y el gran desafío es pensar que si hay algo que no puedo hacer inmediatamente, quizás pueda hacerlo entrenándome para eso. Por ejemplo, nunca pensé que podría correr una milla y mejorar mi promedio cada semana. Si alguien había podido hacerlo yo también podía intentarlo. Me encontraba todo el tiempo ante ese tipo de desafíos. Al principio tenía todo en contra y, sin embargo, logré cosas que nunca antes hubiera imaginado ni en mis peores pesadillas. Verdaderamente antes odiaba correr...(risas). Verdaderamente creo que puedo hacer un paralelo con mi vida y este trabajo en "Million Dollar Baby". ¡Todos tenemos la energía para decir que podemos hacer lo que nos proponemos! Si realmente trabajás en eso y vas hacia ese objetivo es posible que logrés lo que querés. Realmente ahora lo creo más que nunca.

-¿Cómo logró transformar su aspecto?

-¡Con auténtico rigor! Tenía que comer cada hora y media. Necesitaba dormir nueve horas porque mi cuerpo debía recuperarse, pero además debía levantarme en medio de la noche y tomar un batido de proteínas porque no podía estar tanto tiempo sin comer. Tuve que tomar clara de huevos, aceite de lino y sobre todo comer pescado crudo. Debía hacerlo... Así fue como mi cuerpo comenzó a conseguir más fuerza. Me sentía verdaderamente fuerte, en paralelo con mi mente. Claro que no en el sentido de pensar cuando subía al ring: "Ahora voy a despachar a este tipo de una sola trompada...", pero algo así (risas).
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Swank junto a su partenaire y director del filme Clint Eastwood.

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