Rosario desconocida: Estatuaria urbana

José Mario Bonacci (*)

Desde los más remotos tiempos de la historia, la humanidad ha querido representarse a sí misma reproduciendo cuerpos, expresiones y hechos. En cualquier lugar del globo se encuentran testimonios estremecedores por su belleza, por su inventiva o por su tamaño. Las culturas iniciales de la realidad humana, las civilizaciones de la más lejana historia conocida y las grandes capitales en los cinco continentes son testimonio de estos deseos y de esta necesidad de aprisionar en el tiempo algo de nuestra condición de seres vivientes.

Los testimonios llenarían varios volúmenes en un empeño sideral por reflejarlos a todos, pero a manera de ejemplos podrían citarse las conmovedoras presencias en la isla de Pascua, toda la estatuaria legada a la humanidad por el esplendor griego, la continuación en la civilización romana, el David de Miguel Angel concebido en Florencia para la Piazza della Signoría, la producción renacentista y barroca, la presencia de Septimio Severo en el Campidoglio romano, la obra del Aleijadinho en Brasil y todo aquel sorprendente desarrollo de la gran estatuaria.

El concepto de estatuaria urbana sirve para destacar todo aquello que esté contenido en el ámbito colectivo de una ciudad, y que por su emplazamiento y tamaño supera la escala natural del cuerpo humano.

Nuestra ciudad, como buena heredera de esa tradición que desde los primigenios tiempos llega a nuestro presente a través del academicismo, exhibe ejemplos notables que si bien no alcanzan la trascendencia de los nombrados, dotan a nuestro ambiente urbano de un acervo valioso, notable y digno de ser conocido y preservado.

El Monumento Nacional a la Bandera se engrandece con las piezas concebidas por Alfredo Bigatti y José Fioravanti, insertándose con maestría en la concepción general de la obra debido al proyecto de los arquitectos Angel Guido y Alejandro Bustillo.

Los edificios del Jockey Club, en Córdoba y Maipú (sureste), del arquitecto Eduardo Le Monnier; de la Federación Agraria Argentina (sala Lavardén), en Sarmiento y Mendoza (sureste), del arquitecto Juan Durand, y la Bolsa de Comercio, en Córdoba y Corrientes (noroeste), del arquitecto Raúl Rivera, rematan sus ochavas con la presencia de poderosos cuerpos semidesnudos de singular belleza.

La ex-Jefatura de Policía frente a plaza San Martín, obra de los arquitectos R. Peró y M. Torres Armengol, exhibe en su eje de simetría y recortado contra el cielo, el grupo escultórico que lanza hacia adelante el movimiento imparable de una cuádriga y su conductor azuzando fieramente a sus caballos.


Monumento al Libertador
Los parques y paseos públicos son escenarios perfectos para estas presencias, como lo atestiguan la nombrada plaza San Martín con su monumento al Libertador, o el bulevar Oroño en el interior del parque de la Independencia con su homenaje al general Belgrano. O bien muestran otras presencias con otros mensajes, como lo son los desnudos del Jardín Francés contenido en nuestro paseo central vecino a la avenida Pellegrini, o el impresionante Cristo frente al Cementerio El Salvador.

Una presencia, la de Cristo, que se repite de otra manera instalada sobre el Colegio del Sagrado Corazón, en Mendoza 1951, casi flotando a gran altura sobre el ámbito de su patio central, especialmente divisible desde calle Moreno por carecer la manzana de edificios de propiedad horizontal.


Una gran dama
Un lector habitual de estas entregas, nos presenta a "una gran dama, que merece nuestra atención" y entonces le hacemos saber que de ella nos hemos ocupado hace quince años, cuando el Club Tiro Suizo festejó uno de sus aniversarios y la comisión directiva solicitó nuestra colaboración.

Es entonces pertinente hacer conocer algunos descubrimientos como broche final del tema que nos ocupa. Existe en el club una placa de mármol de Carrara con la inscripción: "1798-1898. A ricordo del Iº Centenario della patria independenza -I Ticinesi Dedicano- Rosario, 1º Maggio 1898". Ascendimos por escalera hacia la gran dama, una monumental estatua que corona el arco de ingreso a la institución, ubicado en cortada Raffo, entre Lamadrid y Regimiento 11 (Sarmiento 5100/5200).

El cuerpo lleva sobre su pecho una banda que expresa "Libertad" y en la misma banda por la zona de la espalda, la inscripción "Rotta di Gravesano-Ticino fatto 1895". Se deduce entonces que el mismo escultor realizó la placa en mármol de Carrara y la estatua citada con sus tres metros de altura neta que corona el ingreso al club.

Transcurrido el jardín de entrada al conjunto, en el ángulo superior izquierdo del salón principal, una placa metálica reza: "Proyecto y Construcción - A. Máspoli y Cía". Este fue un importante constructor nacido en Lugano-Ticino (Suiza) que actuó en Rosario en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, ejecutor entre otras obras de gran valor de La Bola de Nieve (1908), y seguros "La Rural" (San Lorenzo 1055/1057, actualmente Instituto Municipal de Previsión Social), ambas del arquitecto E. Le Monnier; el Hotel Savoy (1910), de San Lorenzo y San Martín (noroeste), del arquitecto H. Boyd Walker; el ex Banco Francés del Río de la Plata, de San Lorenzo y Sarmiento (noreste), del arquitecto Emile Hugué; la desaparecida Cervecería Schlau, y una serie de grandes residencias privadas, además del recordado Mirador de Chiessa que existía en calle San Lorenzo al 1000 vereda norte, y que fuera injustamente demolido en 1974, cuya historia completa se puede rastrear en el trabajo de la arquitecta Zulema R. Alvarez, publicado en la Revista de Historia de Rosario Nº 32, de 1980.

Estatuaria urbana y ciudad. Homenajes y representación. Recordaciones y presencias. Arte y memoria. Todo esto y mucho más son estos hitos en las calles que se recorren a diario. Nada más emocionante que descubrirlas como ciudadanos comprometidos con el lugar que nos es propio, valiéndonos del siempre emocionante acto de caminar al encuentro de nuestra enamorada de piedra, que debe ser la ciudad.

(*)Arquitecto

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Una estatua corona el arco de ingreso del club Tiro Federal.