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 domingo, 12 de diciembre de 2004  
Gemas: Preciosas y deslumbrantes

Las gemas han cautivado al hombre a través de la historia. Algunos desembolsan fortunas sólo para admirarlas, fascinados por la magia indescifrable que destellan.

Son utilizadas en la confección de joyas, principalmente el diamante, la esmeralda, el zafiro y el rubí. Esta moda surgió en los inicios del siglo pasado con la aparición del art deco y el refinamiento.

De todas se destaca el diamante por ser la de mayor resistencia y dureza (10 en la escala de Mohs). Tanto los más grandes como los pequeños poseen el fuego y el brillo que los caracteriza, dado por el elevado índice de refracción de la luz.

Algunos son famosos y otros cuentan historias centenarias, mayormente llevan el nombre de quien los adquiere (como el Hope Azul conocido por su fama de traer mala suerte). Robado durante la Revolución Francesa lo compró Henry Philip Hope, y a partir de ese hecho se desató su trágica leyenda ya que murió en la indigencia como los propietarios posteriores.

Otro de los más conocidos es el Regente que hoy desde el Museo del Louvre cuenta (con cada uno de sus destellos) los pasos que dio desde la India donde fue descubierto por un esclavo, pasando por las manos de un primer ministro inglés que lo hizo tallar, hasta que fue vendido en 1717 al rey de Francia. Luego acompañó a Luis XV en la corona que lució cuando subió al trono, y años más tarde pasó a manos de Napoleón Bonaparte quien lo engarzó en la empuñadura de su espada siendo protagonista de sus sueños de conquista y testigo privilegiado del convulsionado siglo XVIII.

Quilates y algo más

La unidad de peso del diamante es el quilate y su costo, elevado de por sí (aproximadamente U$S 5000 por quilate) aumenta cuanto mayor es su tamaño. La mayoría son blancos aunque también los hay de color amarillo, rosado, rojo, verde y azul.

No existen escuelas dónde aprender a reconocerlos sólo el joyero después de años de experiencia, acostumbra su mente y su vista a la observación. Es por eso que sólo muy pocas joyerías entienden de diamantes, y existen escasas personas con la habilidad para tratarlos.

El mayor productor del mundo es Beers Consolidated Mines (Sudáfrica). La empresa efectúa operaciones millonarias con la única garantía de la palabra. Como salidos de una película de misterio, el comprador elige su mercancía, regatea por cifras exhorbitantes, paga y se va sin la mercadería que recibirá tiempo después (todo un ejemplo de confianza en la palabra). Nadie puede sustraerse a su magia y destellos, aunque parecen ser preferidos por las mujeres que los lucen descaradamente. Su posesión inspira historias y leyendas cargadas de intrigas, pasiones, poder, amor y muerte.

Desde lo profundo de la tierra emergen como salidos de un sueño milenario, y revelan su brillo en manos de hábiles talladores para lucir incomparables y majestuosos.

Rossanna Ferrari
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