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 domingo, 12 de diciembre de 2004  
Dijo que la falta de crédito traba la expansión del sector
Coto: "Hay que tener cuidado con las regulaciones a los súper"
El primer supermercadista nacional confía en la expansión del mercado de consumo de Rosario

Gabriel González / La Capital

El número uno entre los supermercadistas argentinos vino a Rosario el jueves pasado para inaugurar la nueva boca de expendio ubicado en el complejo Alto Rosario, con una inversión de más de 20 millones de dólares y una superficie total de 18.000 metros cuadrados. En esa ocasión dialogó con La Capital sobre los temas clave de la actividad: falta de crédito para desarrollar inversiones a largo plazo, la existencia de impuestos distorsivos y la competencia desleal de quienes venden y emplean en negro. También hizo referencia a las regulaciones provinciales que traban el emplazamiento de nuevas superficies y a la imposibilidad de instalarse en la ciudad de Santa Fe.

-El supermercadismo no es el mismo que en los 90. ¿Cómo afronta esta etapa?

-Nosotros seguimos creciendo, por supuesto que el supermercadismo no es lo que era antes, pero es una propuesta comercial para un país que crece rápidamente y en el que la gente se gratifica comprando. El sector sufrió más que ninguno el colapso de 2001, pero a partir de 2003 la cosa se empezó a estabilizar, la gente vuelve a las primeras marcas y en medida de que haya poder adquisitivo esto funciona, porque funciona en todas partes del mundo. Lo que hay que marcar es la elevada informalidad, el empleo en negro, todo eso que hizo trepidar la economía en 2001. Hoy estamos luchando contra un fenomenal mercado informal.

-El comercio minorista le sacó una tajada importante al supermercadismo.

-Evidentemente y por cierto que hay varios factores. La gente compra más por proximidad, es decir una parte de lo que se perdió fue por competencia, pero también influye un IVA exagerado del 21%, que deja un margen muy atractivo para los que no quieren pagar impuestos. Como sector estamos discutiendo que se bajen los impuestos distorsivos, la Argentina debe hacer un esfuerzo en tal sentido.

-Hubo un intento que no se concretó.

-Quedó trunco pero lo siguen estudiando, habrá que tener paciencia y esperar que saquen los impuestos distorsivos.

-¿Este corrimiento del mercado de consumo hacia las pequeñas bocas fue lo que lo impulsó a desarrollar el canal de ventas mayoristas?

-No, nosotros toda la vida hemos abastecido el mercado mayorista a través de la red de carne, de allí venimos, y le vendíamos especialmente a los gastronómicos, a pedido de nuestros clientes que querían concentrar las compras en un sólo punto. Estos puntos de ventas mayoristas los tenemos en todas las grandes superficies.

-¿Sabe que ese segmento está muy caldeado en Rosario?

-A todos nos gustaría no tener competidores. Yo peleo con grandes cadenas internacionales, como Carrefour o Jumbo, pero acepto las reglas de juego. Los empresarios tenemos que hacer nuestro trabajo. Hay que levantarse cada mañana a ver cómo podemos hacer para seguir avanzando con la propuesta comercial, bajar costos, beneficiar y captar clientes. El que no lo haga se va a quedar por el camino.

-Ud. pensó el proyecto del Scalabrini Ortiz antes de la devaluación. ¿Tuvo que cambiar mucho el plan de negocios y la tasa de retorno esperada?

-Totalmente, a nosotros en 2001 nos cambiaron todo el panorama. De hecho tenemos 27 proyectos en el freezer, uno de ellos es el de barrio Martin. Estábamos proyectados para ser la gran cadena nacional y competir con los mejores del mundo, pero se rompió el crédito, los créditos que eran renovables dejaron de serlos y hubo que devolverlos. La banca nacional se tiene que parar para asistir a empresas como la nuestra que quieren crecer. Hoy hay crédito a dos años, pero para un emprendimiento de esta naturaleza se necesitan 10 años de plazo. Habría que tener un banco como el brasileño BNDES. Estamos esperando, hay una materia pendiente que la tiene el Estado, con la deuda externa, que va a hacer que todo cambie. Para adelante la Argentina puede dar una sorpresa, pero mientras no se acomode la macroeconomía y los empresarios no tengamos una fuente de crédito a largo plazo no vamos a poder hacer proyectos en serio.

-Las grandes cadenas internacionales -salvo Cencosud- se corrieron a un costado en su expansión nacional. ¿Eso representa una oportunidad para el supermercadismo nacional?

-Se desencantaron un poco con la Argentina. Pero nacionales e internacionales la economía nos golpeó a todos y hoy no tenemos inversiones a largo plazo, eso es peligroso para un país como el nuestro. Yo tengo proveedores que fueron favorecidos por la sustitución de importaciones que trabajan con las máquinas a pleno y cuando les digo que pongan una máquina más me contestan: "Pará Alfredo, entre las leyes laborales, los créditos el no saber que va a pasar con el dólar, si yo estoy bien así para que voy a cambiar". Le estamos diciendo al Estado que haga la economía previsible, el resto va a venir solo.

-¿Si tuviera la plata para invertir hoy lo haría o lo pensaría dos veces?

-Nosotros hemos invertido siempre, acá estamos, somos arriesgados. Pero creo que hay una buena situación para invertir, de hecho hay muchos fondos que tomaron compañías buenas y no había quien se decidiera. Hay que seguir en ese camino y no asustarnos, los argentinos tenemos que empujar más que nunca.

-El otro tema es si lo dejan invertir. En la provincia hay una ley reguladora, ¿qué opina?

-Reglamentos hay en todas partes del mundo, para evitar la sobresaturación y tener un comercio equilibrado. Pero hay que ser cuidadosos con eso, porque si la balanza está para un lado o para el otro se pierde la competencia. Si se protege mucho, como ocurrió con la industria en los 70, no hay evolución, y se pierde competitividad.

-¿Tiene posición tomada con respecto a la ley santafesina?

-Eso corre por cuenta del intendente y del gobernador. Si a nosotros no nos dejan ir a un lugar no vamos, no invertimos. En Santa Fe tenemos problemas para invertir, no vamos. Acá trabajamos en colaboración con la municipalidad y se hizo una inversión millonaria, eso lo tiene que ver el político desde el punto de vista comercial. ¿Conviene o no conviene para Rosario un emprendimiento de este tipo? Hoy es unánime de que sí conviene. Visto desde un punto de vista competitivo habrá algunos a los que no les podrá gustar, porque les significa competencia, pero es así. Rosario no se puede quedar porque alguien piense que todo tiene que seguir igual.

-Hay gente que dice que entre Coto, Jumbo y los Carrefour dentro de la ciudad la plaza va a estar sobreofertada. ¿Cómo lo ve?

-Lo veo bien para el público. La ciudad se está acomodando, la torta se está agrandando.
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Para Coto, Argentina debería tener un banco como el BNDES brasileño.

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