| domingo, 12 de diciembre de 2004 | Bien, gracias En un momento en que la injuria y la discriminación son delitos bastante frecuentes, no podía faltar la idea de cometerlos utilizando la fachada del arte, y obtener impunidad y publicidad gratuita. El experimento consiste en montar alguna muestra con elementos que agredan impiadosamente los más enraizados sentimientos y creencias de la población. Si además la muestra es promovida por la burocracia del lugar, lo que ocurrirá siempre y cuando el agresor concuerde con su ideología, pasará a ser denominada oficialmente "arte" sin que nadie pueda discutirles ese carácter ni sus segundas intenciones. Como inevitablemente habrá protestas, se justificará la agresión con la remanida palabra "tolerancia", con la que paradójicamente se suelen encubrir reiteradas actitudes de intolerancia hacia los derechos de los demás. Provocada la polémica, los responsables del agravio habrán obtenido una importante publicidad y alcanzarán largamente sus fines. Pero, ¿y la ética del arte, y los derechos ajenos? Bien, gracias.
Roque A. Sanguinetti
enviar nota por e-mail | | |