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 miércoles, 29 de septiembre de 2004

Tragedia. Los adolescentes atraviesan crisis en un sistema que no los contiene
Un caso extremo que desnuda las profundas carencias de una sociedad
Advierten que el tremendo hecho se va a repetir y que se deben estructurar planes preventivos

¿Qué infierno ha vivido un chico que decide segar la vida de varios compañeros; quiénes se lo hacen atravesar y por qué? Las preguntas se disparan en todas los direcciones y rebotan contra las paredes de la caja formada por la sociedad, por una sociedad que impone modelos que se resuelven violentamente. El entorno familiar y la escuela batallan como pueden contra imposiciones culturales (que en su costado perverso se tornan inhumanas), y muchas veces resultan impotentes para contener un estallido.

Gloria Diana Rossi es profesora investigadora de la carrera de psicología de la Universidad Nacional de Rosario. Para ella, el trágico episodio de Carmen de Patagones "responde a un episodio psicótico que tiene que ver con una pérdida de contacto con la realidad".

En ese contexto, no descarta que la resolución de la crisis estuviese fundada en "situaciones previas en el curso del chico, que lo habría colocado en un lugar de chivo expiatorio del grupo, es decir que el adolescente hubiese estado sometido a discriminaciones por parte de sus compañeros".

Rossi considera que para tener una idea de por qué el chico empezó a los tiros en medio del curso "es necesario hacer un análisis de la historia familiar, de su relación con el papá. Lo que pasó (la determinación que tomó el adolescente) se enmarca en un episodio patológico donde la magnitud de la reacción no se corresponde con la situación que se vivía en el curso".

Fernando Tavella, psicólogo de SOS Escuela advirtió que "esta es una tragedia que, lamentablemente, se va a repetir. Muchos pibes no acceden a la salud, a la educación y a la alimentación. Esto genera una deprivación emocional que está ligada a la violencia y a la criminalidad".

Tavella considera que "ahora no hay que demonizar a este chico (a Rafael). Hay que poner en práctica un plan preventivo de la violencia. No olvidemos que hay chicos que van armados a las escuelas, que se vende drogas en las puertas de los colegios, a lo que debe sumarse la problemática de la atomización familiar. Por eso, es imposible pensar esto sólo desde el lugar de la educación. Hay que invertir en salud mental porque no tenemos programas de prevención. La psicosis, las drogas y la criminalidad son expresiones de traumas sufridos en la primera infancia".

Cecilia Pedro, coordinadora del Instituto de Adolescencia del Colegio de Psicólogos de Rosario, al hacer una aproximación a la interpretación de la tragedia, consideró que el análisis debería ser abordado desde el cosmos que rodea a los adolescentes, sin dejar de subrayar que este es un caso patológico.

Señaló que el adolescente "está en una bisagra entre la familia y la sociedad, en una posición de extrema vulnerabilidad. Si bien se trata de un proceso normal, atraviesa una crisis muy importante porque deja lo infantil y se asoma al mundo adulto que se le viene".

El chico, en ese momento, necesita una sociedad que le dé contención, pero encuentra un sistema adverso que no le ofrece un camino aceptable.

Para la profesional, "no es casual que este hecho tan alevoso haya ocurrido en una escuela, donde se trasladan muchas cosas que ocurren en la casa, por eso la acepción del segundo hogar".

También insistió en que deben analizarse las situaciones familiares. "Así como los chicos atraviesan por ese camino de crisis, les pasa a adultos. Muchos padres les cuesta mucho cumplir su rol, más en esta sociedad postmoderna que exalta el éxito a través del dinero, del poder, obtenido rápido y sin esfuerzo, donde hay incapacidad es espera y la solidaridad no existe". "Hay una falta de respeto por el otro.Así, el adolescente no tiene un referente social válido justo cuando inicia su camino para abandonar lo familiar", explicó Cecilia Pedro.

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