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 sábado, 25 de septiembre de 2004

Cayó por asesinato una viuda negra que había huido de una cárcel rosarina
La imputan por la muerte de un ferretero porteño en julio pasado. La atraparon en La Plata a punto de dar otro golpe. Aquí fue condenada por 22 fraudes y está prófuga desde 2002 por el crimen de un jubilado italiano

Eva Leonor García, sin duda la viuda negra local más famosa, fue detenida ayer en La Plata acusada de liderar una banda dedicada a seducir, drogar y robar a personas mayores; la misma modalidad que la hizo reconocida en Rosario hasta que escapó misteriosamente de la cárcel de mujeres dos años atrás. La mujer de 47 años, que tenía pedido de captura por el crimen de un anciano italiano en la zona oeste, fue atrapada en el momento en que estaba por intoxicar a un hombre de 70 años dueño de una casa de antigüedades.

La mujer, que se hizo célebre en la ciudad por su actuación como falsa asistente social que adormecía ancianos y los despojaba de sus bienes, llevaba encima varios DNI con distintas identidades y una sustancia color celeste que podría ser veneno. Eso es lo que se usó para inmovilizar a una de las víctimas que le sindica la policía bonaerense: un ferretero al que mataron con una torta envenenada antes de robar su casa.

La escurridiza viuda negra, ex soplona de la policía local, fue detenida ayer en la avenida 1 entre las calles 35 y 36 de La Plata por efectivos de la comisaría 2ª de esa ciudad y de la Policía Federal. Todos ello seguían sus pasos por el homicidio del ferretero ocurrido en la Capital Federal. Fuentes de la policía bonaerense informaron que además de García fue detenido un travesti que se hacía pasar por mai umbanda, en otro procedimiento realizado en la Capital Federal.

De acuerdo a los voceros, la mujer tenía en su poder varios DNI con su foto y distintos nombres, entre otros, los de María Rosa Echagüe y Sara Mabel Alvarez Sepúlveda. Entre papeles varios, guardaba fotos de amigos y un retrato de Argentino Sanabria, quien mantenía con ella una íntima relación y está procesado junto a García por el robo de 50 mil pesos, joyas y diamantes a una mujer de Rosario.

Al detenerla, los policías también hallaron en su cartera varios envoltorios con una sustancia de color celeste que será sometida pericias para determinar si se trata de veneno. Y varios blisters con comprimidos de Oxtanil, Xefalesina y Fenoximetil. Otro detalle que remite a los casos locales en los que estuvo envuelta: el uso de fármacos para adormecer a sus víctimas antes de vaciarles la casa.

Eso es lo que estaba a punto de hacer cuando la atraparon: según fuentes de la comisaría platense, se aprestaba a intoxicar al propietario de un negocio de remates y compra venta de antigüedades de La Plata, Cecilio Pablo Rau, de 70 años. Una modalidad idéntica a la que desplegó en Rosario antes de escabullirse de la cárcel.

El 6 de julio pasado, un juez local expidió un pedido de captura en su contra por el crimen del jubilado italiano Luis Gino Iannotti, perpetrado en abril de 2000 (ver aparte). Ese procesó desnudó las conexiones policiales de la mujer. Que cuando escapó de un modo inexplicable de la cárcel de mujeres, el 23 de junio de 2002, lo hizo acompañada de Fanny Rosell, quien casualmente estaba presa por el crimen de otro jubilado italiano: Salvador Cubito. Entonces se dijo que las mujeres se arrojaron desde el penal ubicado en los altos de la seccional 8ª sin que nadie advirtiera la evasión.

Esa misma especialidad delictiva, el ataque a ancianos, es la que ahora le achacan a García en Buenos Aires: la sospecha de los pesquisas es que lideraba una organización dedicada a drogar a personas para después robarles. Los investigadores no descartan que algunas de sus víctimas murieran intoxicadas.

En la búsqueda de un perfil que encajara con esa actividad, los investigadores porteños pensaron en Eva García. Se contactaron con sus pares de la TOE local y llegaron a ella a través de escuchas de conversaciones telefónicas de la mujer con sus familiares en Rosario. Así, fue atrapada por iniciativa de otra fuerza pese a que está prófuga de la Justicia santafesina desde hace más de dos años.


Un postre envenenado
Los policías federales de la división Homicidios estaban tras sus pasos a raíz de la investigación de la muerte del ferretero Omar Manti, quien murió intoxicado el 30 de julio pasado en su departamento de Uriburu 1278 del barrio porteño de Recoleta. Eso ocurrió luego de compartir una cena con conocidos y su mujer, que terminó internada por ingerir las mismas drogas. El caso quedó a a cargo de la jueza en lo Criminal de Instrucción porteña Alicia Iermini, quien caratuló la causa como "homicidio en ocasión de robo".

La principal hipótesis del hecho fue desde el inicio que Manti -propietario de una ferretería ubicada en la esquina de su casa- y su esposa fueron envenenados por las visitas, que acudieron al domicilio con el plan de drogarlos para robarles una importante suma de dinero que habían cobrado como indemnización por la muerte de un hijo.

Ese monto no fue encontrado en el departamento, que estaba en completo desorden cuando un sobrino del matrimonio los encontró inmóviles. Los pesquisas sabían por el testimonio de una hija de la pareja, que no estaba en el lugar, que los invitados a cenar fueron una mujer que decía ser de parapsicóloga o guía espiritual y que acudió al lugar con sus dos hijos de entre 35 y 40 años. Ni Manti ni su esposa presentaban lesiones, por lo que desde el inicio se sospechó que habían ingerido alguna sustancia, razón por la cual se mandó a analizar una torta servida como postre y una botella de vino en la casa.

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