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 sábado, 25 de septiembre de 2004

El conflicto docente...

El reclamo docente y la respuesta del Estado "Lo que la familia sabe, sabe el amo", decía Séneca (4 a.de C. a 65 d.de C.) explicando que si los esclavos eran instruidos, el amo era beneficiado... Si del tema docente se ocupan los de "Hacienda" y el gobierno amenaza con el efecto dominó porque induce al reclamo del resto de los "estatales", no comprende de qué se trata este paro. Pero más grave aún es que no se entere de la capacitación exigida hoy al docente para poder actuar en prevención primaria de múltiples áreas. Ninguna profesión se ocupa de tantas problemáticas y soporta tantos poderes y pseudopoderes (cercanos y lejanos) como la docente. A esta altura de los acontecimientos, ningún gobierno puede ignorar que la industria más productiva es la educativa. La única capaz de sacar a un país del estado de vulnerabilidad y volverlo resistente a los conflictos. De la educación dependen el desarrollo reflexivo que deviene comportamiento pacífico; la capacidad de inventar y crear formas humanas de vivir y convivir, la de crecer y desarrollar (no degenerar) el cuerpo y los pensamientos de los ciudadanos, mejorar la salud individual y social o, para resumir y simplificar: en sus manos está el mañana de nuestros hijos y nietos. Estamos en un momento en que la educación se enfrenta como nunca a la pobreza material y "ambiental" (en el sentido amplio de la palabra), acompañada de una terrible intoxicación de estímulos que devastan costumbres y rituales, fabricando cada día más esclavos (sinónimo de adictos). Los docentes actuales tienen la responsabilidad de rescatar hasta el más fino capilar que irriga el vínculo social y así lograr que los niños crezcan como "sujetos" en permanente desarrollo y crecimiento, y no como objetos de consumos extranjeros. Más que aplicar la ley 25.864 que obliga a los 180 días de clases, hay que pensar en la calidad educativa y también en la edilicia (da tristeza y vergüenza la precariedad de muchas escuelas). Mientras en Japón inventan un auto que ríe y llora, nosotros no logramos que los niños argentinos al menos estén nutridos (en todo sentido) y rían felices... El conflicto no es "docente", ni debe proyectarse a la relación docente-padres, es de un Estado que debe tener claro para qué fue creado.

Mirta Guelman de Javkin



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