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 domingo, 19 de septiembre de 2004

[Perspectivas]
Nuevas tecnologías: arte y contrainformación
La profesora Laura Baigorri desanda la "nueva protesta social" que tiene a Internet como su propio medio de producción y difusión

Orlando Verna / La Capital

Las nuevas tecnologías de información han servido para universalizar los contenidos de culturas muy diferentes entre sí y han horizontalizado actitudes artísticas y políticas que pretenden contestar el discurso oficial. Estas novedosas formas de "protesta social", como los nombrados por los neologismos artivismo, hacktivismo, art.hacktivismo o desobediencia civil electrónica, fueron abordados por la Laura Baigorri, profesora titular de Video de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona y asesora de la Mediateca de Caixa-Forum, en el curso que brindó en el Centro Cultural Parque de España.

Formada en bellas artes, especializada en imagen y video, y desplazada hacia el análisis de los movimientos artísticos en Internet, a Baigorri le interesa la red "porque he asistido a su historia desde el nacimiento de la Internet, mientras que antes estudie cómo nació hace 30 años el video".

No obstante, su foco de estudio es la red como "herramienta de arte y de contrainformación". Y explicó que el video en los años 60 y 70 aparece con esas características, las mismas que se destacan en la emergencia de la telaraña digital. "Así aparecen el artivismo", como proyectos de arte alternativo con connotaciones sociales y políticas, "y el hacktivismo", acciones de sabotaje sobre la red no con pretensiones individualistas sino de efecto colectivo, "es decir, activismos con una profunda concepción política que utiliza a la red como herramienta" de producción y difusión.

"El artivismo es arte comprometido con lo social y lo político, es arte contestatario, busca caminos de contrainformación. Es arte contra las políticas que se desarrollan en la red y fuera de ella. Muchos proyectos tienen base de operaciones en la red pero su reflejo afecta al mundo presencial", se explayó la catalana para detallar luego los blancos más corrientes de los cyber-rebeldes: "Se critica comúnmente a la globalización, a la comercialización de la red, a la institucionalización del arte, aunque muchos también utilizan la red sólo para darse a conocer y operar desde allí". En ese punto, agregó, lo interesante "es el potencial de arte y comunicación que puede favorecer la red, y que hace que la gente trabaje indistintamente en ambos casos".

Este fenómeno se inscribe en el mundo tecnológico a partir de 1994 en Europa, cuando se registran las primeras obras de net.art, tendencia que se expande hacia 1998 con la aparición de las primeras experiencias de artivismo. "En ese período el tipo de proyecto es más artístico que reivindicativo, quiere decir que es más net.art que artivismo y hacktivismo, pero su explosión es sólo una cuestión de tiempo", comentó Baigorri.

Los primeros atisbos del fenómeno vienen de los países del Este de Europa, de la ex Yugoslavia y la antigua Unión Soviética, que empezaron a trabajar con estas tecnologías, y se equiparan con una fuerza al tradicional mundo occidental. "Es un fenómeno que a priori parece extraño, pero vemos cómo esta herramienta de comunicación es útil para traspasar sus propias fronteras", dijo la profesora.

Difícil resultó para Baigorri describir las características básicas de este tipo de arte: "No es autóctono, no todo el mundo tiene acceso a Internet, pero todo el mundo que tiene Internet tiene acceso a la misma información, a bajarse los mismos programas, a observar el mismo tipo de obras y a generar sus obras con esos recursos. Allí se genera un tipo de amalgama, donde el lugar de procedencia es indiferenciado. No hay clasificación por países".

De esta forma, "se diluyen los límites de los Estados-Nación, hay una cultura global y hay una manifestación clara de esa multicultura". Así y todo, abona Baigorri, "la red favorece lo que se podría llamar una cultura global. La gente vierte su cultura local en la red y toma de la red para construir sus obras. Por lo cual hay una circulación tremenda de contenidos. Muchas veces los símbolos que pertenecen a las culturas de un país son adoptados y pasan a ser parte de la obra de gente que pertenece a esa cultura. Todo el mundo vuelca y todo el mundo recoge de la red". Para completar: "Hay proyectos muy locales, pero la gran tendencia es a la universalización de los contenidos".

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"La red horizontaliza la información pero también la concentra".

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