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 domingo, 19 de septiembre de 2004

El salto que puede salvar a Boggiano
Es el único sobreviviente de la "mayoría automática" de la Corte pero no hay señales que avalen su destitución

Walter Palena / La Capital

"¿Usted se imagina que le hagan un juicio al Papa?". La frase no refiere al jefe de la Iglesia Católica, sino a cuestiones bien terrenales, y se escuchó el jueves pasado en los pasillos de la Corte Suprema de Justicia en boca de un ministro del tribunal al emitir su opinión sobre el proceso de juicio político iniciado al juez Antonio Boggiano por la comisión Acusadora de la Cámara de Diputados.

Boggiano es el último magistrado que queda de la llamada "mayoría automática" de la Corte que administró justicia durante el gobierno de Carlos Menem. De los otros cuatro, tres decidieron renunciar (Nazareno, Vázquez y López) y el restante (Moliné O'Connor) soportó el Jury hasta que la Cámara de Senadores lo destituyó. Todos afrontaban graves denuncias por mal desempeño de sus funciones, pero un caso testigo (el expediente Meller) fue el que terminó "fusilándolos" a casi todos.

Por ese fallo -donde el Estado (es decir, nosotros) debe pagar casi el 400% más de lo inicialmente pactado con la empresa que debía encargarse de confeccionar la guía telefónica de la ex Entel- se fueron los cuatro. Boggiano votó igual que ellos, pero su destino parece seguir atado a uno de los nueve sillones que tiene el máximo tribunal, ahora renovado.

El jueves pasado hubo un dato sugestivo que se consumió rápidamente en el fragor noticioso de la llegada de Pekerman a la selección. En el mismo momento en que el ministro de Justicia, Horacio Rosatti, se preparaba para disertar en la Bolsa de Comercio de Rosario, la comisión de Diputados anunciaba la admisión de pruebas para destituir a Boggiano. Antes de conocer la novedad, Rosatti eludió con elegancia pronunciarse cuando La Capital le preguntó si ahora iban por el "menemista" Boggiano (ver página 10).

Al día siguiente, el "kirchnerista" Ricardo Falú (presidente de la comisión) salió a negar que la decisión de enjuiciar a Boggiano significaba un desafío al gobierno. Y dio una explicación lógica: si el fundamento para echar a los otros jueces fue el "caso Meller", lo mismo deberían hacer con Boggiano, quien votó en el mismo sentido que la mayoría del tribunal.

¿Hay un cambio de actitud? El interrogante derrama dos hipótesis posibles. 1) El gobierno ya se da por satisfecho por cumplir la demanda social de renovar la Corte con el ingreso de prestigiosos académicos. 2) Boggiano, en un triple salto mortal, se dio vuelta en el aire y cayó bien parado junto al poder. Y para un presidente siempre es bueno tener un "vínculo" con los magistrados. Esta última opción suena muy oscura y conspirativa, por lo que la sucesión de hechos van a ir alumbrando el estado de la cosas. Por lo pronto, se instaló una sensación escéptica sobre la viabilidad del juicio contra Boggiano.

Es prematuro decir que Kirchner quiere una Corte "adicta", como postula la derecha más rancia. Pero hasta un pequeño indicio puede ser amplificado por los mal pensados. Si Boggiano no es destituido, los legisladores y el poder político consumarán un nuevo "milagro". ¿Tal vez por eso el funcionario judicial remitió a la imagen papal?

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