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 domingo, 19 de septiembre de 2004

Rosario: la mayoría de los crímenes son por conflictos personales y no por robos
Las motivaciones predominantes son peleas o venganzas. Eso cuestiona la creencia de que los asesinatosson el reflejo de la inseguridad en la calle. En la Unidad Regional II hay menos homicidios que el año pasado

María Laura Cicerchia / La Capital

Un sentimiento público mayoritario y arraigado percibe a los asesinatos como resultado de los delitos contra la propiedad. Un enunciado familiar y reiterado -"hoy te matan por nada"- parece cristalizar sólidamente esa sensación. Aunque es claro que se producen y que son los más resonantes, lo cierto es que tanto en Rosario como en Santa Fe los casos en que alguien mata para robar, o como consecuencia de un robo, son claramente minoritarios. La mayoría de los homicidios intencionales se explica como efecto de conflictos particulares, como peleas o venganzas, más que de actos delictivos. A esa conclusión se llega por caminos diversos: lo refleja la prensa, lo refrenda la autoridad pública y lo subrayó ante La Capital un académico especializado en criminología.

El subsecretario de Seguridad de la provincia, Alejandro Rossi, afirmó hace una semana que la mayor cantidad de homicidios se produce entre conocidos antes que en una situación de robo. Esa tendencia, que no está respaldada por estadísticas pero se deduce del recuento de los casos difundidos, ataca la asimilación inmediata que suele hacerse entre el asesinato y la sensación de inseguridad pública, como si una cosa llevara a la otra.

Esos datos, acompañados de una caída del número de crímenes en Rosario, reflejarían un declive del homicidio como emergente de la inseguridad pública. Sin embargo, lejos de decaer, el temor público a la delincuencia aumenta. Para un criminólogo, esta contradicción se explica fácilmente: el delito que más fomenta el temor social no es la muerte violenta sino el ataque a la propiedad, que según números oficiales se mantiene sin alteraciones.

"Hay más muertes entre conocidos que por robo", anunció Rossi el sábado pasado al vespertino El Litoral. El fenómeno que expuso el funcionario plantea que las muertes violentas son más bien resultado de conflictos particulares. El subsecretario interpreta este fenómeno "creciente y difícil de abordar" como una forma violenta de resolver diferendos que antes se superaban de otra manera.

Esa comprobación desbarata la creencia de que la mayor parte de los homicidios son fruto de la inseguridad callejera. Pero también tiene otro efecto: destaca la ligazón automática que suele hacerse entre el homicidio y su impacto social, como si hubiera una relación mecánica entre las muertes violentas y el aumento de la sensación pública de inseguridad. Muy por el contrario, mientras el número de crímenes baja, el termómetro social que mide la inseguridad no deja de crecer, según los expertos.

El debate se disparó justo cuando, por primera vez en cuatro años, empieza a revertirse la tendencia alcista que se registraba en la provincia en materia de homicidios intencionales. Hasta ayer, según datos de la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional II, el número de muertes violentas en el departamento Rosario en lo que va del año ascendía a 59. Cuando en igual período del año pasado se contabilizaban 87 víctimas. En ese marco, la cantidad de homicidios en ocasión de robo "son los menos", según el jefe local de Homicidios, Daniel Corbellini, para quien lo más frecuente son las riñas y los ajustes de cuenta.

Así, mientras que el 2003 cerró con 120 personas ultimadas en la ciudad, todo parece indicar que este año la cifra será más baja. Otros números que dan cuenta de esa proyección son los que maneja la Dirección Nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, cuya estadística también fue construída en base al recuento policial de casos. Según esos registros, en el primer trimestre de 2004 hubo un descenso significativo de homicidios en toda la provincia: pasaron de ser 82 en 2003 a 65 en el año actual.

"En líneas generales se advierte una tendencia a que predominen los homicidios en situaciones de conflicto interpersonal antes que del tipo predatorio. Especialmente en la ciudad de Santa Fe hay una cierta propensión a que los homicidios se produzcan en escenarios que no son el de robo con armas, que es donde más rápidamente en el sentido común se representa la producción de esos hechos", analizó el criminólogo y profesor de la Universidad Nacional del Litoral Máximo Sozzo.

Sin embargo, el especialista resaltó la falta de datos ciertos que avalen ese fenómeno. "La afirmación de Rossi en este punto es casi incontrastable empíricamente con datos serios, porque en la estadísticas oficiales no se registra esa información. Entonces lo único que se puede hacer es basarse en impresiones o en la lectura de las noticias periodísticas", refirió Sozzo, quien atribuye la carencia de datos a que la policía no discrimina por tipo de asesinato en el momento de sistematizar la información.

Así, sólo se puede dar una referencia mediante un recuento de los casos publicados. Por ejemplo en Rosario, de los primeros 43 crímenes que se produjeron en el año, sólo 14 fueron el desenlace de un asalto. El resto fueron casos de índole particular, pasionales, de presunto gatillo fácil o sin esclarecer.

La pregunta que instalan estos datos es por qué, si el número de homicidios disminuye, la sensación pública de inseguridad avanza en sentido contrario. Para Sozzo, se explica porque el delito de homicidio "no es el que concita las ansiedades públicas sobre el problema del delito. Genera aprensión y resentimiento en el público; pero la gente construye el miedo en torno al delito contra la propiedad. El miedo es a que te roben el auto, entren en tu casa o te asalten mientras estás caminando. Es en estos delitos, desvinculados del homicidio, donde se focalizan las ansiedades públicas y a partir de los cuales se construye la sensación de inseguridad".

Para Sozzo, en definitiva, no es una paradoja que el homicidio disminuya y al mismo tiempo la gente perciba altos niveles de inseguridad. Varios factores, explica el criminólogo, son los que fomentan este doble movimiento de las estadísticas.

u Por un lado que la tasa de homicidios, pese a su declinación, sigue siendo alta y todavía puede crecer hacia fin de año.

u Por otro, que los delitos que más afectan la sensibilidad social (a veces mucho menos graves que un homicidio como hurtos y arrebatos) han mantenido su frecuencia.

"Esto explicaría por qué el miedo de la gente es mucho más racional que lo que se cree", insiste Sozzo. Más aún cuando una buena proporción de ilícitos no se ven reflejada por la estadística policial: "El nivel de cifra negra (casos no denunciados) es extraordinariamente elevado".

Dentro del terreno de los casos reportados a la fuerza, según las cifras del Ministerio de Justicia nacional, se evidencia un incremento de delitos como tentativa de homicidio doloso (intencional), homicidio culposo (accidental) y lesiones, que de 5.758 en el primer semestre de 2003 treparon a 6.307 en el mismo lapso de 2004. "Lo que está está en juego aquí no es la racionalidad o irracionalidad de los miedos de la gente. Porque la gente construye sus temores simbólicamente, más que en relación al homicidio, por otros hechos que ocurren con una frecuencia incomparable a lo que sucedía 20 o 30 años atrás".

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De los primeros 43 homicidios de este año, 14 fueron por robo.

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