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 domingo, 19 de septiembre de 2004

Ordenan otro juicio a los acusados de asesinar a un remisero rosarino
Daniel Sánchez tomó un viaje en Buenos Aires al 1600 y apareció muerto en Córdoba. Luego hallaron su auto e incriminaron a dos hermanos, que fueron juzgados y desligados. Ahora evalúan que se ignoró evidencia

Ariel Etcheverry / La Capital

El Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, la máxima instancia judicial de esa provincia, anuló la sentencia que absolvió a los dos acusados de asesinar al remisero rosarino Daniel Sánchez, y ordenó la realización de un nuevo juicio, al considerar que hubo falencias en el proceso que terminó en la desvinculación de los imputados. Dentro de tres días se cumplirán cuatro años del alevoso crimen del chofer, ocurrido el 22 de septiembre de 2000, un caso en el que será difícil hacer justicia, ya que los dos hermanastros que habían sido beneficiados con un fallo que los declaró inocentes por el beneficio de la duda parecen evadidos de la faz de la tierra y actualmente se encuentran prófugos.

La resolución del más alto estamento judicial cordobés, equivalente a lo que sería la Corte Suprema en Santa Fe, también ordenó automáticamente la detención de los acusados hasta que se realice el nuevo debate oral y público en la ciudad de Villa María. Pero el paradero de los hermanastros José María Torres y Marcelo Paglione es un misterio, según reveló a La Capital Osvaldo Paschetta, patrocinante de la familia Sánchez, para quien será muy difícil ubicar y llevar nuevamente a juicio a los presuntos autores del crimen.

En su fallo, el Tribunal Superior dispuso que sea la Cámara Penal de Villa María la que dirima la situación de Torres y Paglione, quienes enfrentarán por segunda vez cargos por homicidio calificado y alevoso que tuvo como objetivo encubrir el robo del auto propiedad de Sánchez. Ambos quedaron automáticamente en libertad en mayo de 2002 luego de un juicio que duró diez días en la ciudad de Bell Ville.


Un fallo sorpresivo
Esa vez los jueces evaluaron que no había pruebas suficientes como para condenarlos. La absolución dejó estupefacto a más de uno porque tanto la parte querellante como el fiscal de Cámara coincidieron en pedir la pena de reclusión perpetua. A partir de ese momentos, Torres y Paglione quedaron en libertad.

En disconformidad con ese fallo Paschetta y el fiscal López Lema interpusieron un recurso de casación ante el Tribunal Superior y casi dos años después, el máximo escalón judicial anuló aquella sentencia al considerar que sí había elementos de pruebas suficientes para condenar a los imputados. Por eso ahora se pidió un nuevo juicio y que Torres y Paglione vuelvan tras las rejas.

"Ahora esperamos que se haga justicia. Aunque tenemos miedo por lo que ya pasó. Estos hombres se fugaron y ahora va a ser difícil que los encuentren", manifestó Araceli, la viuda de Sánchez, quien no puede contener la emoción al rememorar aquella mañana del viernes 22 de septiembre en que su marido la saludó por última vez, con un beso, antes de irse a trabajar a la agencia Alto Fisherton, actualmente desaparecida. Aquel día, el remisero tuvo un día normal. Durante la tarde, desde la empresa le avisaron por radio que tenía un servicio: llevaría a un pasajero hasta Casilda y debía pasar a buscarlo por Buenos Aires al 1600.


Contacto con los asesinos
Al mando de su Ford Escort Sánchez llegó rápidamente a esa dirección, pero al principio no pudo encontrar al cliente. Entonces, "moduló" a la base para corroborar la dirección. Fue en ese instante en que aparecieron los viajeros. "Listo, ahí vienen", dijo el chofer a través de la radio para confirmar que había contactado a los clientes.

Eso fue lo último que se supo de él. La alarma en la familia se disparó esa misma noche cuando Sánchez no regresó al tiempo de la cena. El hombre no era afecto a trabajar de noche ni era su costumbre ausentarse de su casa sin avisar. Más bien tenía el hábito estar siempre en su hogar a la hora de comer.

Por eso, Araceli y sus hijos sospecharon desde el inicio que podía haberle sucedido algo grave. Los compañeros de Alto Fisherton respaldaron la búsqueda y la desaparición del remisero comenzó a ser tratada por la policía como un tema prioritario, e incluso los medios de comunicación fueron utilizados para rastrear su paradero. El peor final se confirmó el domingo 24. Un baquiano encontró el cadáver de Sánchez tirado entre unos arbustos, en un lugar muy inhóspito de Isla Verde, provincia de Córdoba. El rostro estaba desfigurado por fuertes golpes y presentaba heridas cortantes en distintas partes del cuerpo. Además, tenía dos balazos en el pecho y uno en una mano.

Los asesinos lo habían matado en ese lugar y se habían escapado, llevándose el coche de la víctima. La primera hipótesis que surgió fue que a Sánchez lo asaltaron para robarle el auto y que habría sido ejecutado con tanta saña por su resistencia a entregar el vehículo. El remisero ya había perdido un auto tiempo antes y siempre decía que no volvería a pasar una situación semejante.

La Brigada de Homicidios de la policía rosarina, que venía trabajando en la búsqueda de Sánchez desde ese mismo fin de semana, no tardó en detectar el teléfono y la casa desde dónde se comunicaron con Alto Fisherton. Se trataba de un departamento ubicado en el quinto piso de Buenos Aires de 1630, donde un grupo de chicas ejercía la prostitución. La clave fue el teléfono celular de una de ellas, Patricia Paglione. De acuerdo al listado sábana que aportó la remisería, el número de su aparato figuraba como llamada entrante el 22 de septiembre. Pero otro dato fue importante: la chica era oriunda de Isla Verde y su hermano Mario, junto con su medio hermano Jose María Torres, se habían ido de viaje aquella tarde para su pueblo.

A partir de ese momento Torres y Paglione pasaron a ser los principales sospechosos. La pesquisa entonces quedó a cargo de la Fiscalía de Corral de Bustos y de la policía cordobesa. Ambos estuvieron cuatro meses prófugos y tampoco se tenían novedades sobre el destino que tuvo el coche. A mediados de enero los hermanastros fueron descubiertos cerca de Mendoza. Los encontraron porque un abogado de apellido Nieto fue sorprendido mientras manejaba el Escort de Sánchez. El letrado le dijo a la policía que el coche le fue entregado por dos muchachos como pago de honorarios por un asesoramiento. Los clientes eran Torres y Paglione.

Una de las hipótesis del caso fue que los hermanastros y el abogado mendocino pertenecerían a una organización dedicada al mercado de autos robados o con problemas de "prendas". Lo que muchos no se explican es cómo Nieto aceptó un coche, que tenía pedido de captura en todo el país, en parte de pago sin haber chequeado su procedencia. Esas y muchas dudas más podrían ser despejadas en un próximo juicio, cuyo inicio es aún incierto.

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Una movilización de remiseros frente a la Gobernación en setiembre de 2000.

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