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 domingo, 19 de septiembre de 2004

Schaerer confía en que su hijo está vivo
Cómo vive en el exilio paraguayo el hombre que dedica todo su tiempo y su dinero a buscar a Cristian

Juan Pedro Schaerer, padre de Cristian, el chico correntino secuestrado hace un año y que no aparece a pesar de que se pagaron 270 mil dólares de rescate, está seguro de que lo hallará vivo. Su búsqueda se convirtió en su obsesión al punto de encabezar la investigación y procedimientos policiales.

En una entrevista en su búnker de Asunción, Schaerer, conocido como Vasco y prófugo de la Justicia argentina por presuntos delitos de corrupción cometidos cuando fue funcionario provincial en Corrientes, sostuvo la convicción de que su hijo vive y juró "buscarlo hasta encontrarlo".

A dos días de cumplirse un año de la captura de este destacado estudiante de Derecho que cumplió 22 años en cautiverio, su padre decidió contar en detalle todas las instancias del secuestro, la odisea de la familia y cómo se investiga el caso.

Schaerer dice sentir impotencia por no poder prolongar su pesquisa personal en la Argentina, ya que si ingresa al país queda preso, y asegura que si lo eximen de prisión durante la búsqueda de Cristian, el día que lo encuentre aceptará ser detenido.

Durante la investigación recibió infinidad de datos falsos (que no obstante investigó), acompañó a policías en peligrosos operativos, separó un fiscal, preservó policías que le servían y hasta recibió la promesa de información de contrabandistas y narcos molestos por la presencia de secuestradores en su zona.

Schaerer encaró personalmente la pesquisa aun a riesgo de su vida y solventando la logística de la policía y la Justicia con sus bienes. En el sótano de su residencia paraguaya instaló un cuartel central de operaciones digno de grupos especiales.

En el "bunker operativo" de la casa del barrio Colinas del Golf, un sector residencial de las afueras de Asunción, abundan mapas pegados en las paredes, las fotos de los secuestradores de su hijo y todo elemento necesario para recibir, captar y cruzar información.

Computadoras, teléfonos celulares, intercomunicadores, equipos satelitales, papeles de diversa naturaleza y videos se pueden ver en la amplia habitación en la que Schaerer pasa el tiempo en que no está en algún lugar del Paraguay siguiendo alguna pista sobre el paradero de Cristian.

"No me quiero mandar la parte -comentó- pero toda la investigación nació desde acá. Fuimos obteniendo datos a partir de presunciones, de intuiciones, a veces con suerte, y fuimos armando la telaraña de este secuestro que tiene sus raíces en hechos ocurridos un año antes de aquel fatídico 21 de septiembre del 2003".

De esta manera se refirió a un asalto a uno de los restaurantes que poseía en Asunción y al intento por secuestrarlo a él (recibió un balazo en la espalda y otro en la cabeza) que le atribuye a los mismos secuestradores de Cristian.

Está convencido de que la banda está liderada por José Ruso Lormahn, Horacio Maidana y Cristian Carro Córdoba, los tres prófugos, y que intervinieron las 16 personas detenidas por orden del fiscal federal de Corrientes, Oscar Resoagli, seis de las cuales están procesadas y aguardan el juicio oral.

"Yo en esta estoy jugado", aclaró para explicar por qué dedica su vida, no sólo a encontrar a su hijo, sino a lograr la detención de sus captores. "Yo sé que está vivo -afirmó-, sé también que no han habido casos de secuestros tan largos, pero tenemos muchos más elementos que nos dicen que está vivo que los que lo dan por muerto".

"En todo este tiempo, con la madre, Pompeya, y con su hermano, Gastón, hemos corrido detrás de varios cadáveres. El último hace una semana, cuando tuvimos que ir a reconocer un cuerpo a Encarnación que tenía todas las características de Cristian y que estaba totalmente quemado", relató consternado.

Durante la entrevista suena un teléfono y del otro lado de la línea un informante dice tener datos concretos. Schaerer toma nota, intercambia ideas, hace preguntas y espera el momento en que le soliciten una recompensa por su accionar.

"Todos los días surgen estas situaciones y vamos detrás de cada una, aunque parezca un disparate. No nos podemos dar el lujo de desechar ninguna, porque no sabemos si alguna de ellas puede tener algo que nos sirva", consideró. (Télam)

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Juan Pablo Schaerer.

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