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 domingo, 19 de septiembre de 2004

El municipio descuida la peatonal Córdoba
Perros sueltos, baldosas rotas y basura en todos lados

A dos meses del mayor encuentro de las letras de Iberoamérica, el Congreso Internacional de la Lengua Española, Rosario ha encarado un plan de obras para que la ciudad luzca renovada y atractiva para los propios rosarinos, pero también para los miles de visitantes que la recorrerán. Sin embargo, su principal arteria, la peatonal Córdoba, parece haber sido olvidada a la hora de diseñar la estrategia del "lavado de cara" de la ciudad.

Un cronista de La Capital que la recorrió íntegramente anteanoche pudo comprobar que su estado es lamentable. Perros sueltos que persiguen a la gente, cestos de basura desbordados y papeles y plásticos desparramados por el piso son parte del paisaje habitual. En las últimas semanas la Municipalidad encaró con buen criterio la eliminación de la contaminación visual y comenzó a cortar cables irregulares que cruzaban las calles. Pero de tanto mirar hacia arriba se descuidó el piso de la peatonal. No hay una sola cuadra donde no se encuentren baldosas rotas, sucias o mal colocadas que conforman un potencial peligro para los caminantes, entre los que seguramente se contarán a los reyes de España o figuras de las letras como José Saramago y Carlos Fuentes. Para calificar el deteriorado e irregular piso de la peatonal Córdoba no hay mejor frase que la utilizada por un ocasional turista del interior del país: "Parece el muestrario de un casa de cerámicos", dijo apenas pisó la principal calle de la ciudad.

Para señalar un punto crucial del abandono, frente a un negocio se ha instalado de facto un baño público a cielo abierto. Una ancha columna tapa bastante bien a quienes se acercan a orinar. Los principales usuarios son vagabundos o algún peatón muy apurado por conseguir un sanitario.

Otro aspecto que opaca a la calle Córdoba son los graffitis en las persianas de los comercios, en las cabinas telefónicas y hasta en los cestos de basura. Mensajes políticos, místicos, cargadas futbolísticas y hasta alguna que otra grosería se leen con facilidad y sin levantar demasiado la vista. Los rosarinos se merecen que le presten más atención a la transitada peatonal.

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Los perros vagabundos, una mala imagen de la ciudad.

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