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 sábado, 04 de septiembre de 2004

candi
-Voy a concluir hoy con el tema seguridad, garantismo, minimalismo y abolicionismo no sin antes hacer pública mi consternación por este fallo que muestra cabalmente cuál es el estado de las instituciones en el país. Una masacre, un atentado terrorista, 85 muertos, decenas de familias en cuyo seno muchas cosas murieron para siempre y la conexión argentina fue anteayer absuelta de culpa y cargo. Asesinaron a la justicia, todos somos Amia. Aquí, el orden punitivo es para los inocentes, para los que trabajan y hacia ellos el Estado dirige su fuerza represiva a través de medidas injustas disfrazadas con artilugios legales. Esto es lisa y llanamente un espanto.

-Su reflexión Candi sobre delincuencia y garantismo.

-En el fondo lo que se discute como esencia filosófica es si la pena tiene un sentido. Pues bien, diré que claro que tiene un sentido y este sentido no es ni la sed de venganza, ni incluso el castigo considerado éste como mero hecho de reproche y repudio. La pena trasciende estos sentidos y abarca estos conceptos: que todo individuo que forma parte de la sociedad sepa que no se puede dañar a otro sin que el daño ocasionado no sea reparado y quede impune; segundo que el victimario pueda, a través de la pena y sus circunstancias, arrepentirse del hecho, convertirse y retornar a la vida social transformado en un ser útil y dispuesto a respetar las leyes. En el caso de que agotadas las instancias de reencauzamiento no se logre el objetivo del recupero, es necesario un método de aislamiento del criminal para evitar que siga ocasionando daño. El profesor Chiari dice que de las cárceles salen más delincuentes que antes. Y tiene razón, pero eso no es culpa de la institución punitiva, sino del Estado que no se interesa en hacer cumplir el principio constitucional de reencauzamiento. ¡Cómo se va a preocupar por eso si ni siquiera se ocupa de construir cárceles y sacar a los presos de las comisarías, donde no sólo están depositados peor que animales, avasallados sus reales derechos, sino que se obliga a la policía a desatender la prevención en la calle para cuidar detenidos!

-Esa es otra vergüenza. Siga por favor.

-Como los argentinos somos siempre más papistas que el Papa, lo que en otros Estados del mundo se considera garantismo, aquí se ha transformado en un minimalismo exacerbado. Sí, todo criminal, por el hecho de ser un ser humano, tiene derechos y garantías. Pero sus derechos y garantías no pueden aventajar a los derechos y garantías del ser social honesto, que trabaja y que desea vivir en paz. Si esto ocurre, lisa y llanamente se deroga el estado de justicia y la sociedad se sumerge en un ambiente de impunidad en donde el caos comenzará a imperar. Mucho me temo que es lo que está ocurriendo desde hace tiempo en este país y que se agrava cada día más.

-Pero el delito no puede detenerse sólo con la pena.

-El delito jamás podrá detenerse, porque no hubo ni habrá sociedad limpia de este flagelo, por eso tampoco en la historia de la humanidad existió sociedad sin orden punitivo. Lo que sí es cierto, y en esto comparto totalmente el contenido de otra carta que me envió el profesor Chiari, es que se reducirá el delito y habrá más seguridad si se satisfacen los derechos básicos del ser humano: alimentación, cobijo, educación, trabajo, amparo del débil en sus diversas formas. Esto es sin duda prioritario. Claro que a la casta política y a los grandes operadores económicos esto no les importa. Para terminar diré que hay que diferenciar también entre garantismo y falso garantismo, como bien dice Benegas: "El garantismo real busca que los inocentes no sean condenados y que los no inocentes sean tratados conforme a la ley. El falso garantismo trata de que el culpable evite la respuesta del Estado, a veces. En casos ideológicamente considerados, el garantismo es partidario de la mano dura más cruda, no reconociendo garantía alguna a los imputados y considerándolos culpables de entrada". Bueno, podríamos hablar todo el año de este tema, pero no quiero dejar de decir que respeto la opinión del profesor Chiari, no comparto algunas de sus apreciaciones, pero estoy seguro de que quiere lo mismo que todos: una sociedad en donde se pueda vivir en paz, orden y que todos los seres humanos tengan sus derechos garantizados sin macular a la justicia.

Candi II

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