| sábado, 28 de agosto de 2004 | | | [email protected]
-En los primeros días del año adelantábamos en esta columna que la situación social sería delicada a partir de mediados del año y lamentablemente no nos equivocamos. No era sólo cuestión de poseer algunos informes y realizar ciertas proyecciones, cualquier desapasionado también advirtió por entonces lo mismo que nosotros si revisó minuciosamente las conductas de los hombres de la política argentina, sean éstos oficialistas u opositores, porque salidos del mismo molde, cortados por la misma tijera, en estos personajes pueden cambiar algunas tonalidades, pero todos conservan las mismas mañas y aplican los mismos métodos. Algunos, no conformes con la capacidad adquirida, decidieron realizar un master en desenfado y sordidez. Siga usted, Inocencio.
-Adolfo Vázquez, cuestionado miembro de la Corte, puede pertenecer a la nefasta cofradía de los jueces sometidos a la voluntad política y puede ser también tan culpable de la infección argentina como otros; pero siempre conviene escuchar a un despechado, porque suele mostrar una parte al menos de la historia real. Vázquez ha dicho, entre otras cosas, en un reportaje reciente pero poco difundido, que desde el gobierno se le dan indicaciones al presidente de la Corte sobre las medidas a adoptar en determinados temas. Si ello es así se convierte en una gran mentira eso de la nueva Justicia independiente. Anteayer Vázquez volvió a "cantar" apenas un poco de lo mucho que sabe y aseguró que hubo una "operación" del gobierno duhaldista sobre la Corte "para parar un fallo que decretara inconstitucional el corralito financiero". El juez recordó de esta manera la historia: Petracchi lo llamó desde Brasil a fines de enero de 2002 a su domicilio y le pidió que "citara a un acuerdo extraordinario para declarar la inconstitucionalidad de las normas del corralito". Pero el primero de febrero de 2002, según Vázquez, cuando salió el fallo contra el corralito al tratar el "Caso Smith", Petracchi decidió, "luego de ser operado por miembros del gobierno de entonces, no firmar la sentencia por él pedida". "¿Qué papel jugó en todo esto -se preguntó el juez- la negociación del juicio político en su contra por la transferencia al exterior de una importante suma de dinero que investigaba el Congreso a través de la comisión que presidía la diputada Carrió?".
-Claro como el agua. ¡Qué país!
-La postal argentina que anteayer se llevaron los turistas extranjeros que fueron a conocer la Plaza de Mayo es patética. Piqueteros acampando y cocinando magnos guisos en ollas inmensas. Mugre y basura por todas partes y un olor nauseabundo que partía de los recovecos de los edificios que los muchachos utilizaron como baños de campaña. Un turista español, entre risas, decía: "Pues oye, esto no lo había visto nunca", y otros japoneses con sus cámaras digitales, también risueños, grababan para mostrar a sus compatriotas las escenas de la tragicomedia argentina. Al atardecer otro segmento social, y a pesar de las operaciones en su contra pergeñadas por cierta estructura que usó a su tropa para entorpecer la llegada de la gente, se dio cita ante el Congreso para reclamar más justicia y orden. Pero durante todo el día de ayer, y mientras el presidente en Corrientes estaba confundido en un discurso del que no debe estar muy convencido, la Argentina se mostraba al mundo tal como es hoy: los piqueteros del Chaco desbordaron a Gendarmería y cortaron las rutas; Castells, preso y agradecido a una funcionaria que le concedió protagonismo, se negó a declarar y se convirtió en un perseguido político; los piqueteros se movilizaron por todas partes; un ministro de la Corte pidió asilo político en otro país; la clase media encendió velas en un acto multitudinario y, como siempre, como hace años, por las calles argentinas salieron a pavonearse ufanas la miseria, la inseguridad, la injusticia, la impunidad. ¿Puede concluirse en que la Argentina ha tocado fondo? Impensable. Si los gobiernos siguen caminando por el sendero de la nostalgia hacia una meta que sólo existe en sus sueños, el desorden, que no debe achacarse livianamente a los piqueteros y a quienes protestan, sino al sistema que los creó con sus políticas nefandas, irá creciendo y nadie que pise suelo argentino estará seguro. Lo único que puede rescatarse como positivo en estos días es que mucha gente empezó a advertir que aquí es mucho el ruido y pocas las nueces y que hay que cambiar las cosas.
Candi II | | | | No vuelvas a San Antonio sin la medalla dorada colgando del pecho Greg Popovich Técnico asistente del Dream Team, a Emanuel Ginóbili | Ver noticia | | |