"Es obvio que esto ocurrió por un arreglo"

Un ex jefe penitenciario dice que los mecanismos internos de excarcelación tornan casi imposible una evasión

"El que se va de Coronda de la forma en que lo hizo Góngora tiene que ser un peso pesado: no es un perejil. O tiene conexiones, o tiene guita, o está apretando gente adentro". Así de contundente, un ex funcionario del Servicio Penitenciario de Santa Fe analizó la fuga de un rosarino de la mayor cárcel de la provincia. "Es obvio que hubo un arreglo, pero lo hubo en todos los controles del penal", disparó.

Al conocer el episodio, la primera irregularidad que detecta el ex funcionario es la actuación del celador del pabellón 9, donde estaban Góngora y Acosta. La función de ese empleado penitenciario es vital, ya que cubre turnos de 24 horas. "Lo primero que hace un celador cuando llega la orden de excarcelación es ir a buscar al interno y llamarlo por su apellido. Muchos internos no tienen documentos o los tienen en trámite por el Patronato de Liberados", sostuvo el informante.

"Por eso generalmente se los llama por el apellido. Luego de colocarle las esposas, ambos pasan por los distintos puestos de guardia y llegan a la oficina de Correccional. Allí usualmente se los notifica de la novedad, aunque ellos (los presos) siempre saben cuando les llega la hora de salir. En esa dependencia la cosa no es tan fácil: tiene que realizarse un trámite y es muy difícil que haya un error o confusión", narró la fuente.

Otra incógnita es el papel que le pudo caber a Acosta, el interno al que Góngora le "usurpó" la identidad. "O lo apretaron, diciéndole quedate piola y no saltés hasta dentro de un par de horas, o le ofrecieron algo de dinero y hubo un arreglo intramuros", apuntó el ex funcionario.