Un premio a la dedicación

La Asociación Rosarina para el Fomento de la Investigación Científica fue creada en 1948 por ex profesores de la Facultad de Medicina que por motivos políticos quedaron cesantes en ese momento, contemporáneo del Instituto de Investigaciones Médicas y los de Bernardo Houssay en Buenos Aires y el Martín Ferreyra de Córdoba. Con el 55º aniversario, la asociación decidió crear este año un premio al joven investigador científico que desarrolle su actividad en la ciudad y en áreas relacionadas con la biología. A la primera edición del premio se presentaron 29 postulantes de ciencias agropecuarias, veterinaria, medicina y bioquímica. El premio, que se entregó ayer durante un acto en el Círculo Médico, no es para determinado proyecto sino para la trayectoria, aún cuando el límite de edad sean los 35 años. En cierto modo, se trata de premiar la perseverancia y el esfuerzo en un ambiente de fuertes condicionantes presupuestarias. "La investigación necesita muchos años de madurez, se dice que recién en diez años hay un joven formado, que pueda, como la lente fotográfica, enfocar bien el problema y aportar a la solución, por eso es importante no descuidar una masa de recursos humanos clave para el futuro del desarrollo científico en el país", señaló Liliana Piccardi, de Arfic. La directora de la cátedra de genética de la Facultad de Ciencias Agrarias y miembro de Arfic, explicó que, a pesar de las restricciones, la percepción de que Argentina está perdiendo la carrera tecnológica en América latina no se corresponde con la calidad de los recursos humano que están formando las universidades locales. "Nosotros vemos como nuestros profesionales son demandados por el sector privado, incluso para llevarlos afuera, la inteligencia y la actitud no se pierde, hay investigadores tan buenos como lo eran hace diez, veinte o cuarenta años atrás, lo que no hay es un sistema que permita expresarlos", explicó Piccardi.