| miércoles, 24 de diciembre de 2003 | Vacaciones sin estrés Si para algo son las vacaciones son para desestresarse, y sin embargo una de las grandes y clásicas paradojas humanas es que las propias vacaciones resulten estresantes. Desde hace tiempo se advierte que el humano se estresa con bastante facilidad ya que tiene una forma de habitar el mundo más bien fatigosa, que hacen que cansancio y estrés compongan un cóctel muy preocupante. Es que en esa mezcla es como si se fueran perdiendo gotitas del ser que se van quedando en el camino, por tanto más bien irrecuperables, y que incrustan a quién lo padece en el desasosiego de que se sumen los padeceres y se resten los placeres.
Hasta la vista no hay vacunas contra el estrés, porque no hay vacunas contra la infelicidad, y el estrés es una de las formas modernas de la extendida infelicidad humana. Es importante tomar vacaciones en lugar de medicamentos para restablecer el equilibrio perdido. El estrés es una forma particular de pérdida del equilibrio. Es perder el equilibrio con respecto a las cosas. Al estresado las cosas se le vienen encima y en lugar de hacer sus cosas y de resolver las cuestiones que toca resolver, va siempre detrás de las circunstancias.
Estresados o no las vacaciones son importantes para todos. Es importante que no agreguen más estrés al año. Para esto se pueden ensayar algunas consideraciones:
* Las vacaciones están asociadas a la felicidad y desde este ángulo están atravesadas de una punta a la otra por la obligatoriedad de ser felices, lo que conspira contra la posibilidad de sentirse bien. La felicidad es un plus efímero.
* Aunque no es fácil, es bueno poner de vacaciones a las exigencias y autoexigencias. Ambas suelen ser peores en vacaciones al no estar la rutina diaria que encamina las susodichas exigencias. Lo que a veces puede ser fatal para la familia.
* Algo fundamental para todo el año es poder decir que no y que sí. Los seres se organizan en dos extremos: los que tienen el "no" generalizado y los que tienen el "sí" por costumbre. Los primeros no se complican la vida nunca, pero viven más o menos afuera de todo. Los segundos se la complican siempre y son precisamente los que viven estresados. Dos extremos que según el momento caben para cualquiera.
* Por lo demás, disfrute sin pensar cuándo llegará lo malo. Alíviese y más que nada serene el aparato psíquico que usted será el primer agradecido, pero seguramente no el único. De paso deja de convocar a lo negro.
Finalmente, si usted tiene vacaciones entonces tiene trabajo y en un mundo como el de hoy lamentablemente es de agradecer. Ahora bien, que no ser un ingrato le ayude a no pontificar contra el resto, sea el resto piquetero, o cualquier otro sector del amplio resto. No olvide que la mitad no tiene trabajo, que la mitad de los que lo tienen, o más, lo tiene mal remunerado, o lo tiene según la moda actual del capitalismo, precarizado. Para todos los que se merecen las vacaciones: además de estar bien, vayan y vuelvan.
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