Un educador y un economista opinan sobre la iniciativa oficial de trueque de dedua

Dichos y hechos de la educación para todos

La propuesta de canjear deuda por conocimiento fue bien recibida en la Unesco

En no pocas oportunidades, organismos internacionales, ministros y expertos se han reunido para evaluar el estado de la educación mundial y recomendar acciones en ese sentido. La conferencia de Jomtien (1990) y el Foro Mundial de Dakar (2000) constituyen las actividades más difundidas. En todos los casos, alcanzar la meta de "educación para todos" ha sido el principal objetivo. Pero pasar a la concreción de la consigna también ha sido el punto clave que ha definido cuánto de lo discursivo puede hacerse realidad. En este marco debe interpretarse la propuesta de canje de deuda externa por educación elevada por el ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, ante la 32º reunión general de la Unesco realizada en París. Iniciativa que ya consiguió el apoyo de su director general, Koichiro Matsuura, para acordar los mecanismos necesarios que la hagan efectiva.

En 1990, una comisión internacional sobre educación presidida por Jacques Delors -ex ministro de economía de Francia y ex presidente de la Comisión Europea- elevaba un informe ante la Unesco. El trabajo ("La educación guarda un tesoro") comienza -precisamente- resaltando que "frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social".

Un paso sustantivo

A esta premisa se suma un exhaustivo análisis del estado de la educación en el mundo y de las estrategias clave para su desarrollo. A la hora de buscar soluciones a los problemas educativos que tienen una dimensión mundial, el informe Delors -tal como es conocido- recomienda, entre otros puntos, "desarrollar mecanismos de trueque de deuda para educación con el objeto de compensar los efectos negativos que tienen las políticas de ajuste y la reducción de los déficit internos y externos sobre los gastos públicos en educación".

Esa es la idea de la que Filmus se valió ante la Unesco para llevar adelante la propuesta de canje. "A pesar de los logros obtenidos, de los esfuerzos realizados, a pesar de los sucesivos compromisos manifestados una y otra vez por el conjunto de los Estados miembros, creemos necesario enfatizar que aún no se ha conseguido democratizar la educación y la cultura y rescatar del analfabetismo a una gran parte de la humanidad", señaló en su discurso.

En otro tramo de su discurso llamó a tomar decisiones a nivel internacional para terminar con estas desigualdades que se dan en el campo educativo, para luego hacer referencia directa a los objetivos planteados en las conferencias de Jomtien y Dakar en torno a la "educación para todos" que según consideró deben ser estrictamente cumplidos, brindando cobertura de escolaridad, "pero de calidad".

Para ser más claro con esta idea, explicó que "la educación no debe expandirse únicamente como una política social, como un mecanismo de contención", sino que hay que enfatizar "la concepción de que la educación, el conocimiento y la ciencia son básicamente estrategias de desarrollo que permiten al mismo tiempo el crecimiento económico basado en la competitividad genuina y el acceso a mayores niveles de calidad de vida, de ciudadanía y de igualdad entre las personas".

Luego de esta argumentación, el titular de la cartera educativa nacional aseguró que estamos ante la oportunidad de "dar un paso sustantivo". Y continuó: "Es en este contexto que la delegación argentina quiere proponer que la Unesco lidere la iniciativa de canjear parte de los servicios de la agobiante deuda externa que deben enfrentar muchos países en desarrollo por inversiones en educación y conocimiento".

Seguidamente, explicó que no se trataba de reemplazar las actuales inversiones, sino de sumar nuevos fondos que, con la participación de instituciones como Unesco y Unicef y de organizaciones locales de la comunidad, sean utilizados con transparencia y eficiencia.

A futuro

Por otra parte, y en declaraciones publicadas el lunes pasado por un diario de tirada nacional, precisó que "se trata de una serie de mecanismos que ya se aplicaron de manera bilateral en Bolivia, Perú y varios países centroamericanos y mediante los cuales parte de la deuda fue condonada a cambio de que esos recursos se invirtieran en proyectos sociales", por ejemplo.

También destacó que la propuesta argentina "se distingue porque está dedicada a la educación. La única que existe hasta el momento -agregó- es un acuerdo entre Indonesia y Alemania". A su vez, añadió que existe un mecanismo diferente -a los de los países y organismos- para los tenedores de bonos privados, "con desgravación impositiva si donan los bonos para el desarrollo".

Sin embargo, aclaró que el planteo de la Argentina es "llevar a cabo la negociación con los organismos de crédito y los Estados para que una parte de la deuda se pueda usar para la educación". Respecto del porcentaje que, se calcula, podría destinarse a la educación, Filmus aseguró que es muy difícil de precisar porque se está hablando de intereses del servicio de la deuda. De todas maneras, se animó a imaginar que "si se piensa que la Argentina tiene 150 mil millones de dólares de deuda, con sólo sacar el uno por ciento de esa deuda se estaría hablando de cifras que podrían mejorar la calidad de la educación".

Tras la presentación de la propuesta de canje ante la 32º conferencia de la Unesco, el titular de la cartera educativa se reunió con el director Koichiro Matsuura. Allí se coincidió en la necesidad de convocar a la brevedad a una comisión mixta de países deudores y acreedores para concertar una propuesta conjunta que viabilice la iniciativa de canjear deuda externa por educación, y para ser elevada al comité ejecutivo de la Unesco, que se reunirá a principios del año próximo.

Más y mejor escolaridad, sostiene Filmus.