El discreto seleccionado brasileño que compitió en las eliminatorias sudamericanas gambeteó la catástrofe y cumplió su cometido: clasificó para la Copa del Mundo Japón Corea 2002, tras golear anoche a Venezuela por 3 a 0.
Ya en el primer tiempo, el conjunto local liquidó el pleito, etapa en la que consiguió los tres goles. Desde el arranque, Brasil salió a avasallar a un adversario que venía precedido de un interesante antecedente: cuatro triunfos consecutivos.
Pero lo exhibido en el campo de juego dejó en evidencia dos cosas: el determinismo histórico pesa (y en instancias clave los que habitualmente ganan terminan imponiéndose) y los seleccionados con linaje y tradición necesitan estar entre la espada y la pared para reaccionar.
Por eso, este híbrido Brasil jugó como lo marca la historia; con pelota al piso, con presión en la mitad de la cancha y con delanteros vivaces dispuestos a usufructuar los distintos yerros rivales.
Y por cierto, la sorprendente Venezuela, que tan buenos rendimientos había experimentado en los anteriores encuentros, sucumbió ante la organizada presión verdeamarelha.
En una de las primeras incursiones a la valla del flojo Rafael Dudamel, los casi 45 mil asistentes al estadio suspiraron aliviados.
De un forcejeo entre Héctor González y Edilson sacó provecho Luizao, y el goleador del Corinthians hizo lo que mejor sabe: eludir al arquero rival, definir con el arco vacío y decretar la apertura.
A los 18', el inteligente Edilson cedió otra vez al goleador Luizao, quien sacó un disparo bajo que se transformó en el segundo tanto.
Y sobre los 34', otra maniobra del atacante del Flamengo sobre el costado derecho, la cesión a Rivaldo y el mediapunta del Barcelona español que metió un remate sesgado que se tradujo en el tercero.
El segundo tiempo, como en tantos otros partidos, estuvo de más. Máxime cuando Venezuela se quedó con diez por la expulsión de Luis Vera, a los 3 minutos.
Entonces, los conducidos por Scolari manejaron la pelota sin lastimar, esperando que el reloj transcurriera.
De esta manera, este convulsionado seleccionado brasileño alcanzó el objetivo, aunque nunca imaginó que le iba a costar tanto.
Brasil, fiel a lo que marca su historia, participará nuevamente en un Mundial (no faltó a ninguna de las 16 ediciones anteriores). Aunque, el tetracampeón deberá cambiar y mucho para mantener la ilusión de abrazarse a la gloria con la que siempre coqueteó. (Télam)