El seleccionado argentino de fútbol solamente mostró pasajes de su verdadero potencial y por eso igualó 1 a 1 con Uruguay, que recibió con muchísimo alivio el derecho a jugar el repechaje ante Australia para definir cuál de los dos va a Japón-Corea 2002.
En un estadio Centenario poblado por 50 mil almas, Darío Silva puso en ventaja al seleccionado local y Claudio López sentenció el empate definitivo para el conjunto argentino, que cerró su impecable recorrido por las eliminatorias con una actuación aceptable.
Argentina terminó el año invicta y de a ratos demostró por qué ganó las eliminatorias con tanta facilidad y por qué hace casi dieciséis meses que no pierde.
Ahora, los uruguayos enfrentarán a Australia el 20 de este mes como visitantes y el 25 los recibirán en Montevideo, para dirimir la plaza que otorga el repechaje entre Sudamérica y Oceanía.
En los 25 minutos iniciales, la Argentina lució desconocida, apagada, ajena al equipo agresivo y contundente que arrasó con la mayoría de sus rivales en estas eliminatorias. Al equipo le costaba recuperar la pelota y Juan Sebastián Verón entraba en contacto poco y nada.
Decidido a atacar desde el inicio, Uruguay se adueñó de la iniciativa y asumió los riesgos que las circunstancias indicaban para un partido decisivo como el que afrontó.
Uruguay estuvo cerquita en dos ocasiones. Y la tercera fue la vencida, a los 18, Silva rompió el offside y, cuando enfrentó a Germán Burgos, sacó un violento remate que pasó entre la pierna y el brazo derecho de Burgos. Si bien el Mono debió haber achicado más, el error inicial fue de la defensa.
Argentina despertó
En desventaja, la Argentina se despertó, ajustó las marcas, Verón encontró la pelota, Claudio López fue incontenible por todo el frente de ataque y el dominio colectivo se hizo cada vez más ostensible.
La última línea uruguaya, compuesta por tres hombres, comenzó a sufrir sobresaltos, pese a que del lado argentino se notó la ausencia de un centrodelantero neto y, fundamentalmente, a que Pablo Aimar y Ariel Ortega estuvieron por debajo de lo que se espera de ellos.
Sobre los 28, Ortega mandó un centro bárbaro en su única participación acertada y Juan Pablo Sorín la cabeceó apenas afuera. Siete minutos más tarde, Fabián Carini dio rebote ante un tiro libre de Verón y Roberto Ayala se jugó la vida con una palomita que impactó en el palo derecho y luego hizo escala en el travesaño.
Uruguay volvió a inquietar a los 38, con un zurdazo de Federico Magallanes que pasó al lado del palo derecho. A los 40, el Piojo López la tiró apenas alto a la salida de un córner. Hasta que a los 44 llegó el merecido empate: luego de una gran jugada colectiva, Verón le puso un pase magistral a López, quien esta vez aprovechó al máximo la ocasión para sacar el zurdazo cruzado y goleador.
Con Julio Cruz en la cancha en lugar de Ortega, Argentina dio la impresión de no querer arriesgar más de la cuenta en la etapa final. Impulsado por la gran jerarquía internacional de Alvaro Recoba, Uruguay intentó desequilibrar el trámite.
Pero su único argumento fueron los remates de larga distancia, que en todo momento encontraron atento a Burgos, quien junto a Verón y Recoba fueron los más destacados de la cancha.
Ya sin punch ofensivo, Argentina resistió bien, porque la defensa corrigió los errores del primer tiempo y la imagen de Burgos se fue agigantando con el correr de las agujas del reloj. Diez minutos antes del cierre, Sorín casi sorprende en un mano a mano atajado por Carini.
El final llegó en medio de la tensión del público uruguayo, atento a través de la radio a lo que ocurría en Asunción, donde Colombia goleó 4 a 0 a Paraguay y quedó a un gol del repechaje. A ellos poco les importó: ahora piensan en Australia y en la chance de volver a un Mundial. (DyN)