Washington, Peshawar y Kabul. - Estados Unidos, presionado para culminar su ofensiva militar en Afganistán antes del mes sagrado musulmán del Ramadán y la llegada del invierno, atacó ayer el frente norte de las tropas del gobernante Talibán que defienden a la capital afgana, en directo beneficio de la opositora Alianza del Norte, que pugna por tomar la plaza fuerte de Mazar-i-Sharif. Los líderes de la Alianza del Norte se mostraron muy satisfechos por la concreción del tan esperado apoyo aéreo estadounidense, por segundo día consecutivo. Reporteros en la zona controlada por los antitalibán vieron y filmaron a cazabombarderos norteamericanos evolucionar a gran altura. Luego se alzaron columnas en forma de hongo desde la zona del frente, signo seguro de que habían lanzado bombas de gran poder sobre las posiciones del Talibán. Los bombardeos al norte de Kabul indican una nueva fase en la acción militar porque facilitarán el avance de fuerzas opositoras al Talibán. Este choque apenas 50 km al norte de Kabul, la capital afgana. "Estamos dispuestos a lanzar un verdadero ataque contra Mazar", dijo el "general" Baryalai, uno de los comandantes cuyas tropas se encuentran a pocos kilómetros de la ciudad. Tres contingentes distintos de la Alianza del Norte se acercaron en los últimos días a Mazar. La contraofensiva lanzada la semana pasada por los talibán, según la oposición, "agotó su empuje" tras haber obligado a los hombres de la Alianza a retirarse algunos kilómetros. Fuentes de la Alianza afirman que combatientes de Al Qaeda -la organización terrorista de Osama Bin Laden- se unen a los talibán en defensa de la ciudad. La toma de Mazar permitiría a la Alianza, y a los norteamericanos, controlar los caminos que llevan a Uzbekistán, entre los pocos asfaltados del país, abriendo una vía de reaprovisionamiento y de movimiento que podría ser decisiva para las operaciones militares y humanitarias. Analistas paquistaníes afirman que la batalla para Mazar será de todo menos fácil, dado que la importancia estratégica de la apuesta es muy clara también para los talibán, que pusieron como jefe de la guarnición local a uno de sus mejores comandantes militares, el mulá Nourullah Nouri. Sin embargo, agregan las fuentes, la oposición tiene algunas ventajas: sobre todo, Mazar está lejos de los centros militares estratégicos de los talibán, que son Kabul y Kandahar. Además, está cerca de las zonas que quedaron en los últimos años bajo control de la Alianza, que ya pudo amasar a poca distancia de la ciudad una notable fuerza militar. Finalmente, gran parte de la población de Mazar es contraria a los milicianos integristas. Durante las feroces guerras de los años pasados, la ciudad permaneció extraña a la violencia: en los años de la guerrilla contra la invasión soviética, quedó sólidamente en manos de Moscú. Mazar también se salvó de los combates durante los cuatro años (1992-1996) de guerra civil entre las diversas facciones de mujahidines. Durante más de diez años, la ciudad fue gobernada por el "señor de la guerra" uzbeko Rashid Dostum, que hoy está a la cabeza de una de las tres milicias de la Alianza que se están preparando para lanzar el ataque. Sólo con la llegada de los talibán Mazar conoció los horrores de la guerra. Los talibán la conquistaron una primera vez en 1997, gracias a la traición de uno de los lugartenientes de Dostum. Los milicianos integristas fueron luego expulsados por una sangrienta revuelta popular encabezada por grupos locales: 3.000 talibán fueron muertos. Mazar finalmente fue reconquistada en septiembre de 1998 a los talibán. Dostum volvió a Afganistán hace un mes, después de tres años de exilio en Turquía. Entre los varios "comandantes" y jefes tribales afganos, es el único que nunca fue tocado por el fanatismo religioso. (Ansa y Reuters)
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