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 sábado, 27 de octubre de 2007  
Charrúa respetuoso y timorato

Elbio Evangeliste / La Capital

Sería fácil reducir el análisis al respeto táctico que Central Córdoba mostró ayer en cancha del líder, porque no fue la única causal de la derrota ¿Ayudó? Seguramente. Pero cuando los intérpretes no suenan en conjunto, la cosa se complica. Así, partitura y músicos charrúas confluyeron en un 1-2 frente al entonado All Boys, que a la postre terminó siendo mentiroso.

   La idea de Córdoba ya la había dado a conocer Forgués durante la semana: trabar el partido en el medio y salir de contra. El tema está en que sólo dos veces pudo lograr ese cometido. En la primera escapada (16’) Bezombe dejó mano a mano con el arquero a Pierani, quien remató demasiado alto y en la segunda (21’), la corrida del delantero no terminó en los pies de un solitario Bezombe por el oportuno cierre de Madeo. Y eso fue todo.

   Antes de eso el albo sólo había tenido una arremetida de Vieytes por izquierda, pero después jugó, convirtió y justificó el resultado.

   Es allí donde hay que apuntar la gran pata flaca del charrúa. Porque tras el gol de Zárate, a los 35’, el equipo mostró una llamativa incapacidad para torcer la historia con el libreto con el que salió a plantear el partido.

   Nunca le fue fácil progresar con la pelota al pie. Y eso sí no tuvo que ver con ningún planteo táctico. Es más, con un mediocampo superpoblado hasta le hubiese resultado más fácil llegar al menos hasta tres cuartos de cancha con la balón dominado. Conclusión: las actuaciones individuales estuvieron debajo de lo esperado.

   En medio de todo esto es imposible obviar en el análisis que enfrente estaba nada menos que el puntero. Un equipo que después de pegar su segundo mazazo, a los 7’ del complemento por intermedio de Allende, hasta pareció cancherear la situación en más de una oportunidad en las narices del propio Santilli.

   Allí fue cuando el Bocha Forgués apeló a los cambios para cambiar algo. Pero la intentona de parecerse al Córdoba de siempre quedó en los amagues. La compañía de Lenci (ingresó por un irresoluto Canuto) junto a Pierani de poco sirvió. Es que a esa altura tener dos delanteros no aportaba demasiado ya que el juego detrás suyo carecía de constancia y, sobre todo, de consistencia.



>> Descuento visitante



   El descuento del propio Lenci (22’) sólo alcanzó para impacientar a los exigentes hinchas del equipo de Floresta, pero las imágenes del partido eran más fuertes. Sólo un milagro parecía capaz de salvar a un Córdoba desorientado y ya en inferioridad numérica por la lesión de Jorge Del Bono (ver aparte).

   Dicho y hecho. Ese milagro no llegó nunca, el tercer partido sin triunfos se consumió y se mezcló con las sensaciones de que el excesivo respeto y la baja producción de casi todos fueron los grandes hacedores de la derrota. l
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