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 sábado, 27 de octubre de 2007  
Se entregó el sospechoso de matar a un argentino en Madrid

Un joven de 22 años de nacionalidad brasileña se entregó ayer en una comisaría del distrito madrileño de Hortaleza, luego de ser identificado por la policía de España como el sospechoso del crimen de un taxista argentino, en Madrid. Daniel Aníbal Aguilera Graneajo, de 45 años, que fue degollado y apuñalado la semana pasada por un pasajero durante un presunto intento de robo.

   El hecho causó conmoción y al día siguiente sus colegas paralizaron sus actividades y bloquearon con los taxis una amplia zona del centro de esa capital ibérica.

   Osmar Estevao do Nascimento, que se encuentra en España en situación irregular, se entregó en la comisaría del distrito donde fue asesinado el taxista. Según diarios españoles fue fruto de una investigación del Cuerpo Nacional de Policía que fue llevado a cabo por agentes de la Comisaría de Hortaleza. Además, señalaron que según fuentes del caso, “el propio detenido se ha presentado en la comisaría a las 12.40, ya que sabía que le tenían identificado y lo estaban buscando”.

   Aguilera Graneajo murió de un paro cardiorrespiratorio a causa de una profunda herida en el cuello recibida mientras trabajaba en su taxi, el jueves de la semana pasada. “El asesino prácticamente lo había degollado” y se cree que se llevó unos 60 euros, dijo un policía que estaba en el lugar. La víctima trabajaba de noche, turno que muchos taxistas tratan de evitar en Madrid.



Postrera descripción. Por los datos que brindó la propia víctima poco antes de morir, la policía comenzó a investigar y recibió informaciones que hablaban de una persona africana con restos de sangre en sus ropas, que había bajado en la estación del subtes Esperanza. La noticia corrió rápido entre los demás taxistas y al día siguiente se organizó una protesta en la Plaza de los Cibeles, donde centenares de autos fueron estacionados bloqueando el tránsito en reclamo por la inseguridad.

   Nascimento fue identificado por unas imágenes de las cámaras de vigilancia del subterráneo de Madrid. l (DPA)
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