Una cita con la música que pinta para clásico

El Quilmes Rock cerraba anoche con Divididos un emotivo festival que convocó a unas 25 mil almas

Orlando Verna / La Capital

Y eso que todavía faltaba lo mejor. La noche coronó con estrellas y aires frescos a las más de 15 mil personas que ayer festejaban el set de Attaque 77, luego de despedir a los uruguayos de La Vela Puerca, y encendían sus emociones esperando el plato fuerte: Divididos. Identificada con su música y convencida de estar participando de uno de los mayores eventos del año, gente de todas partes protagonizó el Quilmes Rock, el segundo consecutivo realizado en el Hipódromo. Un festival que pinta para clásico.

Todo arrancó el viernes con un ojo mirando al cielo. Orden y progreso se vieron en las colas, mientras debutaban en festivales Magno y Sucias Rockas. Los Vándalos desataron las primeras euforias que Los Cafres aplacaron, Kapanga le puso pogo a la lona, Intoxicados sorprendió con una cuidada puesta y The Wailers cerró entre reggae y devociones de humo, ante diez mil almas y ni una gota de alcohol.

Ayer el sol se decidió a calentar y la explanada era una postal de La Florida. Nuevamente se mezclaron chicos y otros no tanto, remeras que gritaban las más diversas consignas, y rockeros del palo y de cotillón. Los agruparon la música y una sensación de libertad que sólo ofrece la multitud. Los alentaron la camaradería y la seguridad tanto de un predio único en la ciudad para estas lides como un operativo de seguridad casi invisible.

Gurú ganó el concurso de bandas y tuvo su premio sobre un escenario que rápidamente tembló con la potencia de Carajo y su “Inmundo” disco nuevo. Luego Cielo Razzo no necesitó confirmar la ya firme comunión con sus coterráneos y dejó un festival caliente que Arbol aprovechó para jugar con el público y desplegar un show entretenido aunque sin el nivel alcanzado por sus predecesores.

Mientras anochecía, La Vela movió el tablero, lo llenó de honesta vitalidad y le dejó el lugar, con hits como “Soy otro carbón” a Attaque 77. “Ejército de salvación” y “Western” abrieron la válvula que faltaba. Una fiesta de saltos y sudores esperaba más tarde por Divididos.

Heterogéneo en su composición etárea, estética, ideológica y social, pacífico por donde se lo mire, convocante y contradictorio en su propuesta, y emotivo arriba y abajo del escenario, el Quilmes Rock volvió a dejar la certeza de un Hipódromo óptimo como sede de un espectáculo de masas y la satisfacción de una organización impecable. Pero por sobre todo consagró la convivencia y reivindicó la vigencia del rock como canal de expresión cultural. Unas 25 mil personas pueden dar fe.