En Rosario hay 40 artistas callejeros

Laura Vilche / La Capital

Ser uno de los 40 artistas callejeros de la ciudad no es nada fácil. No sólo el cantante “Dios Punk” sufrió esta semana el repudio de vecinos y comerciantes por “desafinado” y por entonar su repertorio a un alto volumen (ver aparte). Hay dos músicos ciegos que padecen el robo constante de las monedas de su recaudación y una estatua a la que los adolescentes suelen empujar o insultar. Si quieren vivir de su actividad, estos trabajadores informales deben soportar problemas de convivencia y además pasar casi ocho horas a la intemperie. Sólo así pueden llegar a embolsar a la gorra un promedio de poco más de mil pesos por mes. ¿Obra social y vacaciones? Un lujo.

Actualmente hay habilitados 37 artistas por el municipio (el permiso se extiende gratuitamente por 60 días y debe renovarse; e incluye la indicación de un lugar específico donde instalarse). La mayoría trabaja en las peatonales y un puñado en plazas y parques.

Hay de todo: músicos de folclore, rock, clásico, dibujantes, cirqueros, estatuas vivientes, titiriteros, recitadores y bailarines de tango. “El 70 por ciento tiene estancia permanente en la ciudad”, asegura el coordinador general de Artesanías, Ferias y Artistas Callejeros, Eduardo Gandini. Otros van y vienen: en verano hacen temporada en la zona balnearia o fuera del país.

A su actividad la rige la ordenanza Nº 7.016 de 2000. Allí se especifican los horarios habilitados (lunes a viernes, de 10 a 22; sábados, de 10 a 14 y de 17 a 24; domingos y feriados, de 10 a 12 y de 17 a 22) y también que el carácter de la actividad debe ser libre, gratuito y para todo público. Que no se puede utilizar escenografía de porte y el sonido no debe superar los 60 decibeles (volumen que en rigor nadie mide).

Eso sí, “los espectáculos no podrán alterar la tranquilidad y el descanso de los vecinos”, expresa la norma, dando cuenta tal vez del más polémico de los aspectos que debe fiscalizar la Guardia Urbana Municipal (GUM) para tratar de dejar contentos a todos.

Una arpista mendocina despliega su talento por todo el país.