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 martes, 07 de agosto de 2007  
Bergoglio advirtió en Buenos Aires que la dádiva transforma al pueblo en cliente

Buenos Aires.-El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, advirtió hoy que las personas pierden su dignidad y son “trasformadas en esclavos o en clientes”, cuando la distribución de la riqueza se fundamenta en ”la dádiva o los privilegios” y no en el trabajo, al pronunciar su homilía ante miles de fieles en el día de San Cayetano.

“Cuando una sociedad basa el reparto de los bienes no en el trabajo sino en la dádiva o en los privilegios pierde el sentido de dignidad y rápidamente se vuelve injusta la distribución de los bienes, y las personas en vez de ser dignas son transformadas en esclavos o clientes”, subrayó el purpurado porteño en la misa central por la festividad del patrono del trabajo.

Ante una multitud de fieles que participó de la celebración en el santuario porteño de Liniers, el primado de la Argentina alertó sobre quienes “viven para el conflicto” y reclamó “unidad y paz, para superar las situaciones tensas y problemáticas”.

Bergoglio fundamentó su reflexión en el sentido “absoluto” de la palabra dignidad, y exhortó a cultivarla, porque “cuando un pueblo vende su dignidad, o la negocia, o permite que sea menoscabada, todo lo demás pierde consistencia, deja de tener valor”.

Tras recordar que la dignidad se apoya sobre un trípode conformado por familia, paz y trabajo, remarcó que “el trabajo es lo que nos permite realizarnos como personas y ganarnos la vida, mantenernos dignamente y mantener a nuestra familia”.

Al finalizar la misa, Bergoglio recorrió la fila de devotos, de casi 20 cuadras, que esperan llegar hasta el templo de Cuzco 150 para pedirle a San Cayetano pan y trabajo o bien agradecer haberlo recibido.

El paso de los fieles fue incesante desde la hora cero cuando se abrió la puerta del santuario. Muchos esperaron durante meses en carpa o a la intemperie el momento de poder ingresar para tocar o ver de lejos la imagen del santo de la providencia.

Este año la expresión de fe popular, habitual termómetro de la desocupación y la pobreza, llevó por lema “Como familia de San Cayetano pedimos paz, trabajo y dignidad”.

A pesar de que ninguno de los sacerdotes del santuario arriesga el número de peregrinos que pasará a lo largo del día, el párroco del santuario, presbítero Gerardo Castellano, anticipó a DyN que “será una jornada intensa de promesas, peticiones y agradecimientos”.

“No importa cuántos, sino que siguen viviendo, que siguen creyendo, que siguen teniendo fe en el santo. Este año son más, hay casi 25 cuadras de cola. Será que más allá de lo que se dice, sigue faltando trabajo y el empleo digno es escaso en el país”, reflexionó el sacerdote.

El padre Castellano destacó la “manifiesta” solidaridad del pobre con el pobre, que en los últimos doce meses dejaron alimentos no perecederos por un valor estimado en medio millón de dólares. ”Aquí no vino ningún camión enviado por un empresario, esa suma es el fruto de las donaciones traídas por la gente humilde que viene durante el año“, advirtió el párroco.

La fiesta patronal también se vive en una improvisada feria sobre la calle Cuzco, donde se podía adquirir desde velas, estampitas, espigas, sahumerios, hasta discos compactos y embutidos.

Los precios varían, pero las estampas de San Cayetano con la espiga son las que más salen a dos por un peso.

Esta expresión de fe popular se repite, además, en los más de cuarenta templos del país dedicado a San Cayetano.


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