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 domingo, 22 de abril de 2007  
El nuevo eslabón de un charrúa ganador

Javier Parenti / Ovación

"Siguen sumando victorias, siguen sumando victorias, los azules rosarinos...", dicen los versos de la canción charrúa. Y el equipo responde de la misma manera. A veces con los lujos de Bezombe; otras con los goles de Armani; y también con simpleza y efectividad tal como lo hizo ayer con el 2 a 0 ante un flojísimo Armenio.

Es que Central Córdoba encontró el gol en una jugada fortuita a los 21', cuando lo empezó a buscar. Lo supo defender con solvencia ante un rival que intentó por obligación pero que no complicó por carencia de nivel, en una muestra de que no por casualidad marcha último. Y lo definió en una pelota parada, justo cuando Armenio creyó que podía igualar.

Y así ganó su sexto partido de los últimos siete. Una cantidad que muestra la realidad de un equipo que suma en grande y sueña de la misma manera. Porqué no hacerlo si hoy está tercero, cómo no estar seguro de su camino si su clasificación para la instancia final es casi un hecho.

El nuevo eslabón que el charrúa enganchó en la cadena triunfal (aunque el martes pasado sólo igualó 1-1 en su visita a Deportivo Merlo) fue sencillo, sin necesidad de demasiado esfuerzo. Alcanzó con un gol embarullado que el árbitro se lo dio a Jorge Del Bono (ver aparte), con un desarrollo en el que sólo tuvo que mantener la calma -lo hizo sin fallas defensivas- y con un cierre por demás tranquilo, cuando Bochietti saltó decidido a mandar a la red un tiro libre de Bezombe con un cabezazo bárbaro que se coló en el ángulo izquierdo.

Iban 72' y el charrúa ya estaba hecho. Entre grito y grito pasó poco. La lluvia persistente decoró la imagen opaca del juego, tanto que las acciones de peligro sobre los arcos fueron escasas y por demás espaciadas. Y tras la diferencia de dos, Córdoba estuvo más cerca de ampliar (Luca le tapó un fierrazo a Armani, a los 73') que Armenio de complicar (Lacerre se quedó con el remate de Larrechart a los 85').

Y festejaron los azules de Tablada. Un final feliz que se viene repitiendo seguido y que dejó al equipo dirigido por Santángelo bien arriba en la pelea. Por merecimientos está ahí, debe seguir el camino. La meta está a cinco partidos. Ya demostró que puede, que tiene con qué, hasta cuando sus cartas fuertes se toman un descansito.

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Para el árbitro fue de Jorge Del Bono


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