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 domingo, 15 de abril de 2007  
Palos y banderas en la plaza Pushkin

Erik Albrecht-Stefan Voss / DPA

Moscú. - El centro de Moscú parecía una fortaleza. Al menos 9.000 policías venidos de la inmensidad de la enorme Rusia fueron reunidos por el Estado en la plaza Pushkin para evitar a toda costa la manifestación contra Vladimir Putin. Primero fueron arrestados los organizadores de la convocatoria, como el ex campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, y después empezaron los palos contra los manifestantes. Pero la oposición rusa continuó ondeando sus banderas en marcha hacia el centro de la ciudad.

Puntualmente a las 12, los disconformes comenzaron a reunirse en las estrechas aceras que rodean la plaza Pushkin: jóvenes, jubilados y activistas civiles, rodeados por las fuerzas antidisturbios, que repelieron a los manifestantes con una violencia desproporcionada.

Los vehículos policiales, estacionados a nula distancia uno de otro, no dejaban espacio para el avance opositor hacia la plaza.

El clima político ruso suele enrarecerse antes de las elecciones presidenciales y parlamentarias del invierno. Las autoridades habían dejado claro que no tolerarían una marcha de protesta a través del centro de Moscú. El llamado del multimillonario Boris Berezovski desde Londres a una revuelta popular tensó aún más la cuerda.


Atropellos
No es nada nuevo en Rusia que defensores de los derechos humanos liberales y magnates desplazados por el Kremlin se manifiesten para denunciar atropellos democráticos pero el aparato estatal nunca había respondido con tanta fuerza como ayer

La violencia policial sorprendió incluso a veteranos críticos del régimen. "Se violaron los derechos humanos más básicos", dijo Liudmila Alexeieva, de 79 años, presidenta del grupo Helsinki de Moscú y antigua opositora del comunismo.

Putin ha cambiado las leyes de tal forma que cualquier crítica pública contra las condiciones imperantes puede ser sancionada como un delito, aseguran los detractores de Putin.

Las cosas no son ideales para el mandatario, acosado por las acusaciones de asesinato de ex espías y los llamados a la revolución en Londres. Los observadores rusos creen que Putin sigue desorientado en la búsqueda de un sucesor adecuado. En su entorno crecen las sugerencias de modificar la Constitución y permitir su segunda reelección en marzo de 2008.

Hasta ahora ningún político opositor como Kasparov o el ex premier Mijail Kasyanov pudo sacar provecho de la incertidumbre política rusa. Las encuestas reflejan un apoyo mínimo a los opositores más conocidos. Los liberales sufren además disensiones internas por su acuerdo con grupos radicales como los nacionalbolcheviques.

La represión policial de ayer contra la oposición pacífica despertó una visible inquietud también en parte de la población que no comparte las opiniones de Kasparov o Kasyanov. "Vinimos porque queremos protestar contra la misma prohibición de la manifestación", dijeron algunos transeúntes al margen de la marcha. Sin embargo, por ahora no hay indicios en Rusia de un nuevo movimiento civil como el que forzó el cambio de régimen en Ucrania a fines de 2004.
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