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 domingo, 15 de abril de 2007  
Doce años de un descalabro

Matilde Sermonetta (*)

Doce años, doce largos años han pasado desde aquel 14 de abril de 1995 día en que Roque Fernández, presidente del Banco Central en ese entonces del gobierno de Carlos Menem, aterrizó en Rosario para anunciar el proceso que culminaría en la quiebra del ex banco BID que una dirección y gerenciamiento de manejos no esclarecidos, después del tiempo transcurrido, llevaron a su ruina.

Esta vez el mensajero cargaba con culpa. Mil millones de dólares, en el período de la convertibilidad, 22.000 ahorristas afectados que veían atrapados sus depósitos, lo que se constituyó en el descalabro de mayor proporción del sistema financiero a esa fecha. ¿Cuánto podría haberse hecho con dicha suma? El aporte de Argentina al proyectado Banco del Sur con Venezuela sería de 1.500 millones de dólares. Eso muestra la magnitud de la cifra.

La década del 90 tan justamente denostada dejó secuelas, una de las más graves es la impunidad, el todo vale, total luego se utilizarán cuantos sea posible los resquicios que el sistema judicial, administrativo, brinda para “chicanear”, demorar, salvar la responsabilidad de los ejecutores, de los administradores del banco, pero también de las autoridades del Central encabezadas por el mensajero Fernández.

El actual discurso oficial es pródigo en denunciar a los personeros de esa década infame, sin embargo, hace todo lo posible para eludir responsabilidad en el caso del ex BID y reparar a quienes fueron afectados.

El ahorrista del ex BID confió en el sistema financiero argentino y así le fue. Las promesas de que nadie perdería lo suyo naufragaron en la impunidad.

Sobresale de un modo contundente el aprovechamiento de las instancias judiciales para burlar los reclamos de ahorristas. Son 83 cuerpos, miles de fojas, kilos de papel, ríos de tinta.Es un fruto robusto de estos doce años. Cuanto más voluminoso es y más tiempo pasa, más funcional es todo eso a la impunidad. Esta herencia de la década del 90, no la única obviamente, debe ser resuelta para contribuir a creer en la verdad y en la justicia.



(*) Pte. Comité Acreedores
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