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 domingo, 04 de marzo de 2007  
Nuevos recorridos del transporte generan una catarata de protestas
El primer paso de conversión hacia un nuevo sistema dejó más problemas que beneficios

El sistema de transporte urbano de pasajeros de "transición" anunciado para los próximos siete años por el intendente Miguel Lifschitz el jueves pasado en el Concejo Municipal provocó la sorpresa de los rosarinos, acostumbrados a sufrir un sistema que ya comenzó a evidenciar cambios y que promete otros mayores. Así, parece que las quejas en algunos barrios de las zonas norte, oeste y sur de la ciudad por la modificación de recorridos de los ómnibus no serán las únicas cuando todavía faltan poner en marcha los nuevos esquemas circulatorios con corredores troncales y los puntos de transbordo (ver aparte).

De este modo, a las eternas objeciones al sistema por las demoradas frecuencias, los servicios nocturnos, y la seguridad y la higiene de los vehículos se sumó esta semana el enojo de la gente por los flamantes recorridos.

Los primeros cambios en los recorridos se produjeron el domingo anterior cuando las líneas 103, 110, 141, 120, 121 y 133 hicieron nuevos dibujos y desataron un rosario de protestas. Los pioneros a la hora de poner el grito en el cielo fueron los vecinos de los barrios Ludueña, en la zona norte, y de la Carne, en el extremo sur. En ambos casos, el reclamo se centró en que el nuevo trazado dejaba a vastos sectores de esas barriadas muy lejos del paso de los colectivos.

En el sur, adujeron que los problemas con el cambio de recorridos son de accesibilidad y, sobre todo, de seguridad. Reunidos sobre avenida del Rosario, dijeron que son pocos los que se animan a caminar de madrugada o de noche para ir a buscar un colectivo más lejos de lo acostumbrado.

Por su parte, en el norte, explicaron que ahora el 110 pasará muy lejos de populosos barrios de la zona para convertirse en un supuesto troncal. En ese sector, una semana antes, seis vecinales de las zonas norte y noroeste se dijeron "incomunicados" con dos de los barrios más grandes del sector, como son Casiano Casas y Belgrano. Esos vecinos juraron que en los días hábiles la espera por el servicio de ómnibus puede llegar "a media hora" y que los sábados y los domingos "hay que rogar a Dios para venga un colectivo".


Por doquier
La incomodidad de la gente con el transporte hizo que la quejas tomaran cursos públicos El propio Ente de Transporte municipal recibió más de 30 quejas en una semana mientras que tanto la Defensoría del Pueblo como la Oficina Municipal del Consumidor debieron atender los reclamos por el bondi

Además, los medios de comunicación volvieron a hacer de caja de resonancia. En las radios se escuchó con asiduidad la letanía de aquellos que no tienen cómo moverse hacia el centro y, principalmente, hacia otros barrios.

Hasta la sección de Cartas de Lectores de La Capital dejó en evidencia del enojo con el transporte. Fernanda Cerri cuenta que con la modificación ni siquiera tiene ahora un colectivo que la deje en su empleo. Cualquiera puede pensar que debe diaria y penosamente cruzar la ciudad. Nada de eso: vive en Mendoza al 4300 y trabaja en Salta y Paraguay.
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Las quejas en algunos barrios no serán las únicas cuando todavía faltan poner en marcha nuevos esquemas.

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