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 domingo, 04 de febrero de 2007  
Cómo llegar felices y saludables a la vejez

Entre 1950 y el 2000, la población argentina mayor de 65 años se cuadruplicó, y la mayor de 80 aumentó siete veces. Un buen dato para corroborar que en la actualidad son muchos más los que llegan a viejos. Pero vivir más no significa vivir mejor. ¿Cuáles son las claves para evitar los problemas típicos de la vejez? ¿Se trata sólo de ocuparse de las cuestiones vinculadas a la salud física? ¿Cuánto influye lo emocional en el estado general de una persona de edad?

Hoy se vive más, pero también se tienen menos hijos, y eso hace que haya aumentado (y que continúe en aumento) la población anciana respecto de la total. Para el año 2050 el ciudadano típico en el mundo tendrá unos 37 años, en 1950 el promedio de edad era de 20 y en 1998, de 26, y más de 2 millones de personas pasarán la barrera de los 100. Prevenir enfermedades es y será un desafío, pero también lo será el generar la participación social de todos y promover el desarrollo de vínculos afectivos que es, en definitiva, lo que hace la diferencia entre una “buena” y una “mala” vejez. El fenómeno está en relación con la vulnerabilidad de los seres humanos. A la edad de nacimiento la tasa de mortalidad es alta. “A partir de los seis años la vulnerabilidad es baja, es excepcional que muera un chico a los siete años, o uno de 12. Pero a partir de los 20 años ya no es tan raro, menos aún cuando se cumplen 30, y así sucesivamente”, explicó el doctor en Medicina y docente del Hospital de Clínicas José de San Martín, Carlos Regazzoni. “Cuando se llega a los 80, la gente se vuelve de hierro, y seguramente vive aún más”, agregó.

¿Se llega a viejo por herencia o por la forma en que se ha vivido? Solamente el 25% de la longevidad es heredada, es decir que, contrariamente a la creencia popular, la edad de los padres o de los abuelos no es determinante para predecir cuándo las personas van a morir.

A medida que se envejece, es cierto, comienzan los problemas en la salud. En los ojos aparecen opacidades, en los vasos sanguíneos arterosclerosis, en las articulaciones osteoartritis, osteoporosis en los huesos, en el corazón cardiopatías seniles, la piel se vuelve atrófica, quebradiza y reseca. Los órganos presentan menor plasticidad y hay una menor tolerancia a las exigencias. De esto surge la necesidad de detener los mecanismos de envejecimiento, y las causas de muerte para prolongar la vida.
Prevenir males
“Hay diversas teorías sobre cómo actúa el envejecimiento, explica Regazzoni. Una de ellas indica que hay alguna alteración en el ADN de los pacientes, que determina que luego de ciertos años las células comiencen a recambiarse menos”, sostuvo el especialista, aunque aclaró que en la práctica diaria lo importante es actuar lo antes posible sobre las patologías.

Entre las más significativas se encuentran las afecciones del corazón, el ataque cerebral, el cáncer de pulmón, colon y mama. “La causa de muerte en mayores de 65 años son el infarto, el cáncer, el ataque cerebral, el enfisema y la neumonía. Y entre las causas de incapacidad se encuentra la artritis como patología fundamental. También están la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria, las patologías del corazón y por último las cataratas, todas enfermedades prevenibles”, enfatizó Regazzoni.

En la misma línea, el especialista sostuvo que el concepto de “riesgo” es el punto central de la discusión acerca del envejecimiento exitoso. “Para que las personas vivan más y mejor se precisa la prevención de enfermedades que causan discapacidad y muerte precoz. Hay que actuar sobre los factores de riesgo: colesterol alto, vida sedentaria, glucosa elevada, tabaquismo, hipertensión, manejar sin cinturón de seguridad, abusar del alcohol, no tomar calcio”, subrayó.


No todo está en el cuerpo
Con todo, dos tercios de las patologías más típicas en la vejez no tienen relación con los factores de riesgo mencionados, sino con cuestiones psicosociales. La depresión, la desocupación, la soledad, la falta de participación social, la escasez de infraestructura, la falta de agua potable, por ejemplo, predisponen a la enfermedad.

Para el psiquiatra Juan Carlos Marengo, integrante del área de neurología cognitiva del Ineco, “las personas que tienen incluso enfermedades físicas pueden envejecer exitosamente”:

“El funcionamiento óptimo del cerebro es primordial. A su vez, el tipo de estrategia de adaptación, el comportamiento que tienen las personas durante la vida, el ambiente en que se mueven (trabajo en una fábrica, contaminación ambiental) inciden en el envejecimiento”.

Marengo cita resultados de una encuesta, realizada recientemente en Estados Unidos a 2.143 mayores de 65 años cuyo promedio de edad era de 80 años, y tenían al menos una enfermedad crónica. “Se les mandó una lista de definiciones y conceptos relacionados con envejecimiento exitoso, y respondieron que tenía que ver con aspectos físicos pero también sociales, como el hecho de sentirse satisfechos con la vida, tener amigos y familia, permanecer involucrados con el mundo, ser capaces de tomar decisiones sobre su vida, satisfacer necesidades y gustos personales y no sentirse aislados. También lo relacionaron con poder cuidarse a sí mismos ante la cercanía de la muerte, adaptarse a los desafíos de la vejez y tener control sobre la enfermedad crónica.”


Un órgano clave
Pero, ¿qué pasa con el cerebro que cada vez hay más enfermedades neurológicas? Para la neuropsicóloga y especialista en entrenamiento cognitivo María Roca, a medida que aumenta la expectativa de vida aparecen también las enfermedades degenerativas como el Alzheimer, motivo por el cual es fundamental mantener la mente en forma porque si bien es cierto que con la edad disminuyen las funciones cognitivas, no todas lo hacen de igual manera.

“Las funciones que disminuyen están relacionadas con las áreas del cerebro que más se afectan con el paso del tiempo: los lóbulos frontales e hipocampos”. Así, se pierde la memoria, no se recuerda la película que se vio hace dos días, pero sí la primera comunión: es que la memoria de corto plazo tiene sede en los lóbulos temporales, mientras que las otras se alojarían en áreas menos sensibles al paso del tiempo, según explicó la especialista.
Disfrutar del ocio
Pero hay cosas que se mejoran: “Hay estudios que demuestran que si les dan más tiempo, las personas mayores pueden rendir igual que las de 20 años, e inclusive mejor, por la experiencia de vida”, enfatizó.

Para la experta, el ejercicio físico estimula los lóbulos frontales del cerebro. Además, mejora el humor. Es importante mantener una buena dieta y una óptima salud emocional. Relajarse y disfrutar de las actividades de ocio, como así también plantearse desafíos intelectuales, tanto lecturas como crucigramas o juegos de ingenio, ayudan a detener el deterioro cognitivo.

Carolina Stegma


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