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 domingo, 04 de febrero de 2007  
Tesoro natural. Entre 30 y 40 familias viven del cuidado del ganado, con la pesca o con changas, como cuidar casas.
Casi olvidado, los viejos atractivos de El Charigüé se escurren hacia el río
Los lugareños de la isla entrerriana reclaman un servicio de lanchas para activar los paradores

Claudio González / La Capital

Durante muchos años la isla El Charigüé fue un paso obligado para amantes del río y la naturaleza. Y justamente en momentos en que Rosario se ofrece como alternativa turística regional, el pintoresco sitio isleño está prácticamente en el olvido. Enclavada frente al centro geográfico de Rosario, se llega en apenas 20 minutos con una embarcación cruzando el Paraná. Desde que la lancha de pasajeros la quitó de su itinerario, los paradores de la zona están casi deshabitados, el centro cultural del pintor de las islas Raúl Domínguez cerró, y los tradicionales boliches gastronómicos funcionan a duras penas. Además, ante una emergencia sanitaria grave no existen mecanismos rápidos de asistencia, salvo por el destacamento policial o la solidaridad de los vecinos. Si bien el territorio corresponde a la provincia de Entre Ríos, desde 1999 la Municipalidad de Rosario es propietaria de 2.204 hectáreas del lugar. Alguna vez se propuso crear una reserva natural con propuestas de turismo ecológico, pero todo quedó en veremos.

El Charigüé está a la altura del kilómetros 428 del Paraná, sobre el canal Las Lechiguanas. Se accede por la desembocadura norte del riacho Los Marinos, que da frente a la Estación Fluvial de Rosario.

Hace casi diez años las lanchas de pasajeros amarraban en la isla entrerriana hasta cuatro veces por día, pero hoy ese servicio no existe y solamente van quienes tienen una embarcación propia. Los lancheros priorizaron la rentabilidad que otorga la gran demanda de visitantes a los balnearios de moda como Vladimir o Hanglin.

Pero el poblado igual mantiene los encantos típicos de la costa litoral. La flora brinda generosa sombra, el manso canal de agua es propicio para la pesca o pasar las horas contemplando el paisaje. Allí viven 30 o 40 familias que se sustentan con el cuidado del ganado, changas, pescando, o como caseros de los ranchos particulares. Un destacamento policial, la escuela Nº26, y un centro sanitario le dan marco a la hospitalaria aldea.

Oportunismo

Boca de los Chivos Aldea e Isla Buenaventura eran algunos de los tantos paradores que gozaron de antiguo apogeo pero ya no funcionan Eran propicios para acampar o pasar el día Hay gente seria pero otros son oportunistas que ven el filón en la temporada y desaparecen Alguien debería controlar para mantener la oferta de este hermoso lugar tronó uno de los pobladores estables que prefirió el anonimato Y agregó No hay administración que controle nada ni Entre Ríos ni Santa Fe a través de la Municipalidad de Rosario

Idas y venidas

La casa del fallecido pintor de las islas Raúl Domínguez se constituyó en el centro cultural Chaná Hasta el invierno pasado se exhibían sus pinturas y las de su hijo Mario quien ahora lleva adelante el espacio Además se podían apreciar artesanías de los indios chanás y guaraníes y empaparse de los vestigios culturales de la zona Mario se llevó todo y ahora está haciendo gestiones para ver si lo puede reabrir dijo Julio el cuidador del lugar que permanece cerrado y con un futuro incierto

Y a pesar de que la Municipalidad de Rosario es dueña de 2.204 hectáreas recibidas en 1999 de parte de la fundación Deliot y del anuncio de crear una reserva para el turismo ecológico, al Charigüé nunca llegaron los beneficios de tener como dueño de la tierra a una administración oficial.

Casi abandonados por el gobierno entrerriano, la calma que el sol refleja sobre los riachos se transmite a los pobladores de El Charigüé. Esperan pacientes que alguna jurisdicción atienda sus necesidades y que Rosario valore el aporte al turismo y a la cultura de la región. Mientras tanto, el río va y la vida sigue, casi en silencio. Sólo los pájaros rompen la monotonía sonora y, de vez en cuando, una embarcación. Como para recordar los buenos viejos tiempos.


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Enclavado en el kilómetro 428 del Paraná frente al centro de Rosario, el paraje ofrece la tranquilidad, la fauna y la flora típica de los humedales de las islas. Los visitantes y las embarcaciones deportivas y de transporte de pasajeros eligen las playas de moda.

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