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 domingo, 14 de enero de 2007  
Natal: la tierra de pasiones

En Natal el sol brilla el año entero, es la tierra que despierta pasiones por la hospitalidad de su pueblo y sus paisajes paradisíacos formados por playas, dunas, arrecifes y acantilados (falésias). En esta ciudad uno respira el aire más puro de América y además se encuentra con el segundo parque urbano más grande de Brasil.

La cuesta urbana de Natal reúne cuatro playas: Areia Preta, Praia dos Artistas, do Meio y do Forte.

En la Playa do Forte está ubicada la Fortaleza de los Reyes Magos, principal monumento histórico cultural de la ciudad, por haber sido el marco de su fundación. La más frecuentada playa por los turistas es, sin duda, Ponta Negra, famosa por la enorme duna ladeada por la vegetación, conocida como Morro do Careca. En este sitio sin igual las personas se divierten caminando por el paseo o a la orilla de la playa, practicando el surf en sus olas altas y fuertes y degustando la comida local en los innumerables “chiringuitos”.

Además, Ponta Negra tiene la mejor vida nocturna de Natal. En tanto, Redinha completa el circuito de las playas de Natal. Allí se pude probar el tradicional plato local que es “ginga com tapioca”, en el Mercado da Redinha. Si se cansa de playas, Natal ofrece el Parque das Dunas, donde se puede hacer senderismo, caminar o correr en su autopista del Bosque dos Namorados, o simplemente relajarse bajo la sombra de un árbol.

diversas alternativas de ocio, tanto para adultos como para los niños. La comida de Natal es simplemente exquisita, traduciendo la creatividad de su pueblo: carne de sol, pa‡oca de pil, mariscos, todos estos platos preparados de una manera especial, que agrada a todos los gustos. Es la ciudad mágica, que une el calor humano a la rica oferta de sus atractivos, conquistando a una legión de admiradores.

Natal es la capital de Rio Grande do Norte, ubicada en el litoral del nordeste brasileño. El estado —pionero en el voto femenino— posee un área de más de 53 mil kilómetros cuadrados, cerca del 0,62% del territorio nacional. Al este y al norte hace límite con el Océano Atlántico, al oeste con el estado de Ceará y al sur con Paraíba. Posee una privilegiada situación geográfica, siendo el lugar más próximo de Europa. Es la tierra de personalidades y hechos significativos para la historia de la zona.

Natal es rica, en cualquier dirección, ya sea al norte o sur, en puntos turísticos y bellezas naturales. Es dueña de la primera reserva biológica marina de Brasil, el Atol das Rocas, Patrimonio Natural de la Humanidad, conferido por la Unesco en 2001. Visto que está situada próxima a la línea del Ecuador presenta características climáticas específicas, tales como el verano seco y la presencia del sol durante todo el año, con una temperatura media anual de 28ºC.

Exuberante en playas, artesanías, comidas típicas, bellos paisajes, monumentos históricos y hospitalidad. Sus calles, avenidas y sus bellezas naturales exhiben el gran potencial turístico y una población acogedora. Además tiene diversión, cultura y entretenimiento para todos los gustos.


Dunas de Genipabu
Forman un escenario increíble. Bañadas por el sol durante todo el año, pueden ser recorridas en bugguies o en dromedarios. Este lugar está repleto de lagunas y de una exuberante foresta atlántica que todavía guarda su encanto natural. Playas, mar de aguas cristalinas, tibias, verdes, calmas... suaves arenas blancas, cocoteros y barcos a vela, temperatura agradable y sol brillando durante todo el año. Sí, en Rio Grande do Norte hay hermosas playas. Algunas son desiertas, como Miguel do Gostoso, Ponta do Mel, Zumbi y Perobas, que ofrecen tranquilidad y una belleza salvaje al local; otras son más movidas, como Pipa, Ponta Negra, Genipabu y Pirangi do Norte.

Pero hay mucho más para ver y difrutar. El “Cajueiro” de Pirang, localizado en la playa de Pirangi es el árbol de cajú más grande del mundo, registrado en el Guinness Book. Su copa mide más de 8 mil metros cuadrados. Produce cerca de 70 a 80 mil frutos por año, encantando a los visitantes por su belleza y exuberancia.

En esta tierra sin igual, y sobre todo en verano, siempre hay cientos de barcos ya que la gente viene a admirar la belleza que el lugar ofrece. Rodeadas de arrecifes de corales, con aguas cristalinas y pequeños peces, se trata de un sitio increíble.

Hay también piscinas naturales que están situadas a 7 kilómetros de la playa, habitadas por innumerables cardúmenes de peces, langostas, gambas y varias otras especies marinas. Ideales para baños y buceos, principalmente cuando la marea está baja y la profundidad en el área llega a un metro y medio. En tanto, en la Reserva Forestal de la Mata Estrela, se disfruta de un aire puro, de la luz del sol que llega entre las sombras de los árboles y de un agradable canto de pájaros.

Una parte de ella es reconocida Reserva Particular del Patrimonio Natural, y además es protegida por la Unesco como Reserva de la Biósfera de la Foresta Atlántica Brasileña. Este lugar también es considerado Patrimonio de la Humanidad.

Considerado el pulmón de Natal, está localizado en plena área urbana de la ciudad. En el parque, el visitante tiene dos opciones: hacer senderismo por una de sus trillas en medio a la foresta atlántica o simplemente pasear por el “Bosque dos Namorados”, cuya infraestructura les permite alternativas de juego a los niños y entretenimiento a los adultos.

Una buena opción es visitar las sierras de Martins, Patu y Portalegre y descubrir su paisaje salvaje preservado.

Visitar los despeñaderos de Barra de Tabatinga desafía las palabras y las imágenes. El viajero pierde el aliento delante del espectáculo de belleza del ballet de los delfines, además de contemplar una exuberante puesta del sol.

Las lagunas completan el conjunto de bellezas del escenario natural de este sitio. Son las lagunas de Pitangui, Jacum y Arituba las más buscadas por los turistas. Allí se pueden practicar los deportes de aventura locales: “aerobunda” y “esquibunda”, recorrer el lugar en mini teleféricos o tablas que parten de la cima de las dunas en dirección a la laguna.

En el final, después de la emoción, la caída para una zambullida en el agua es tan inevitable como inolvidable.

Pirangi: con playas como Cotovelo, Pirangi do Norte y Pirangi do Sul, los colores y el eterno verano son las marcas registradas de este lugar, donde la naturaleza ofrece su más amplia demostración de generosidad. En la playa de Pirangi, además del árbol de cajú más grand del mundo se puede pasear en barco por las piscinas naturales, que guardan en su biodiversidad 48 especies de peces. En la playa de Cotovelo, el paisaje de los despeñaderos es inigualable. Allá, el visitante también puede degustar deliciosos platos típicos, como el cangrejo, la pa‡oca de pil, el pescado frito, entre otros.

Poblado de pescadores

Tibau Do Sul: también mantiene el estilo tranquilo de un poblado de pescadores. Y está a apenas 80 km de Natal, capital del Estado de Río Grande do Norte. La mejor época del año para aprovechar sus playas es durante el verano, entre diciembre y marzo. Pero para quien desea visitarla en otro período, puede planear su paseo sin ninguna preocupación porque el sol brilla el año entero. Entre las bellezas naturales de Tibau están los acantilados y los delfines, que vienen hasta el litoral para exhibirse y jugar con los turistas.

Todas las playas del municipio tienen acceso por escalinatas improvisadas en los mismos acantilados.

Los hoteles locales también quedan sobre esas formaciones geológicas, creando un ambiente agradable y propiciando la contemplación de una linda vista para el mar. Optima opción para quien busca sosiego durante el día, sin perder los paisajes y la diversión nocturna de la Playa de la Pipa, su vecina.

En Tibau do Sul la artesanía tiene se destaca por los ricos bordados hechos a mano, laberintos, encaje de bolillos y por la confección de atarrayas y redes de pesca.

Praia da Pipa: mientras Tibau do Sul ofrece sosiego y tranquilidad, la vecina Playa de la Pipa se vuelve cada día más animada.

Creciendo notablemente cada año, el poblado está transformándose en un polo turístico que tiene como principal atractivo la diversión nocturna que ofrece

Desde el amanecer hasta el crepúsculo despilfarra las bellezas que la naturaleza reservó para la región. Y a la noche, divierte a los a todos los visitantes que llegan repletos de energía para disfrutar la balada.junto a amigos y rodeados de una exhuberante naturaleza que hace mas palcentera la estadía.

Pipa: todo en Pipa es distinto. Sea por la gran variedad de culturas de la gente que la visita, procedente de todas las partes del mundo por la inigualable puesta del sol en la Playa do Amor; las caminatas a la orilla en las noches de luna llena o por el Santuário Ecológico, que preserva una gran área virgen de foresta atlántica.

Es un sueño y un misterio a ser descifrado. Junto con Pipa, Sibaúma, Tibau do Sul y Malembá forman, quizá, las más bellas y encantadoras playas de todo el litoral de Rio Grande do Norte.

Maracajau: localizada a 51km de Natal, esta bellísima playa tiene como principal atractivo una barrera de corales, que forman piscinas naturales repletas de pequeños peces y muchas otras especies marinas. En Maracajaú, el visitante puede bucear en las piscinas naturales.

Pitangui: posee un paisaje inigualable de barcos pesqueros y plantaciones de cocoteros. Esta playa tranquila es rodeada por bellísimas dunas.

Además, les ofrece a sus visitantes una laguna de aguas tibias y cristalinas, excelente para el baño o para la práctica de algunos deportes de aventura, como el “esquibunda” (consiste en bajar de las dunas en una tabla hasta llegar a la laguna) y el kayak.

Genipabu: está ubicada en el municipio de Extremoz (Estado de Río Grande do Norte) y es famosa por sus dunas gigantes y por los emocionantes paseos de buggy y dromedario.

En Genipabu es posible encontrar playas con dunas de hasta 30 metros de altura, manglares y lagunas.

El paisaje está compuesto por innumerables casas de barro con techo de paja, que se mezclan a los cocoteros, dunas y playas.

Otra gran atracción local es el Parque de las Dunas, más al sur, con fauna y flora muy diversificadas, con ejemplares exclusivos de la Floresta Atlántica.


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Las playas de arenas blancas y aguas cristalinas son el lugar ideal para practicar deportes naúticos, o bien entregarse a la contemplación de la naturaleza.

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