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 domingo, 14 de enero de 2007  
Hallan amordazado y muerto en su departamento a un militar
Era un suboficial con labores en el Liceo de Funes. Lo encontró su hija al visitarlo. Tenía diabetes y se presume que murió porque al estar inmóvil no pudo inyectarse insulina

Ariel Etcheverry / La Capital

Los gritos de horror de Gabriela pidiendo auxilio quebraron la tranquilidad en el edificio de Callao 260. La joven mujer llegaba de viaje para visitar a su padre, un suboficial de la Fuerza Aérea Argentina que vivía en el departamento B del quinto piso, y el panorama con que se encontró no podía ser peor. Víctor Gregorio Díaz yacía sin vida en el piso, boca abajo.

Estaba atado de pies y manos y con una mordaza en la boca. Del lugar faltaron un reproductor de DVD, un equipo de audio y parte del sueldo, por lo que la hipótesis de primera que la policía seguía ayer era que a la víctima la mataron para consumar un robo.


Atado y amordazado
.El crimen sucedió anteayer Gabriela Díaz de 18 años llegó al departamento de su padre que vivía solo cerca de las 22 Abrió la puerta con sus propias llaves lo que indica que la cerradura no estaba forzada y que la víctima tal vez conocía al o sus agresores

Los investigadores estimaron que la muerte se habría producido en la tarde, ya que un vecino se encontró con Díaz en la puerta del edificio al mediodía. Además, la propia hija habló por teléfono con su padre el jueves a la noche. Le anunció que llegaría al día siguiente a pasar unos días.

A simple vista, el cadáver no presentaba signos de violencia. "No hay marcas de puntazos ni de herida de bala, ni otra huella en el cuerpo más allá de las ataduras, que indiquen concretamente una causa de muerte. Por eso vamos a esperar el resultado de la autopsia", indicó a La Capital el jefe de la Brigada de Homicidios, oficial principal Toribio Aranda.

El cuerpo estaba tendido cerca de la puerta de ingreso al departamento, entre un pequeño pasillo y el living. Alguien le había atado los pies y las manos con unas sábanas y le colocó un repasador de cocina en la boca, a modo de mordaza. Una posibilidad que manejaban los investigadores era que la muerte se haya producido por sofocación o asfixia, algo que deberá confirmar la necropsia.


Déficit de insulina
Otra hipótesis giraba en torno al precario estado de salud de la víctima Según fuentes de la investigación y vecinos que hablaron con este diario Díaz era diabético En sentido no se descartaba que la muerte hubiera sobrevenido por un paro cardiorrespiratoro producido por un shock hiperglucémico mientras estaba atado no pudo administrarse la insulina que le bajaría el nivel de azúcar en sangre

En todos los ambientes del inmueble reinaba un gran desorden, según describió el titular de Homicidios. En la revisión que hizo la hija se comprobó que faltaban un reproductor de DVD, un equipo de Home theatre y dinero en efectivo, que sería del sueldo que cobraba la víctima. "La hija no estaba al tanto de que su padre guardara alguna suma importante de dinero", agregó Aranda.

Díaz tenía 58 años y era suboficial de la Fuerza Aérea. Tenía título de enfermero y era encargado del Escuadrón Sanidad del Liceo Aeronáutico Militar de Funes, que es lugar donde trabajan los médicos y se atiende todo el personal de ese instituto. Le faltaba poco tiempo para retirarse y cumplía con sus obligaciones de lunes a viernes.


Dos décadas
Tras el fallecimiento de su mujer Víctor se estableció en el edificio de Callao entre Catamarca y Salta Eso ocurrió hace unos 20 años Llegó con sus dos hijas quienes ahora trabajan en la Aeronáutica una en la localidad bonaerense de Moreno y la otra en Capital Federal Antes de ingresar al Liceo había trabajado en la base de Comodoro Rivadavia y en la obra social del personal aeronáutico en Rosario

El lugar donde ocurrió el crimen es un departamento con balcón a la calle, de dos dormitorios, un amplio living comedor, cocina y baño. El edificio tiene 9 pisos, con cuatro departamentos cada uno. Varios de esos inmuebles son propiedad de la Fuerza Aérea, que los utiliza para alojar a sus efectivos. La mayoría de los militares que viven allí trabajan o están vinculados a las actividades del Liceo de Funes.

Un dato importante. Muchos departamentos estaban desocupados porque sus moradores están actualmente de vacaciones. En el quinto piso, el único que estaba habitado era el de Díaz. Ninguno de los consorcistas escuchó o vio movimientos extraños aquel viernes.
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El crimen fue en el 5º B de Callao 260. Víctor Gregorio Díaz, de 58 años, era viudo y vivía solo. Era suboficial de la Fuerza Aérea. Conjeturan un robo porque le faltaban equipos electrónicos.

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