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 domingo, 14 de enero de 2007  
Viajeros del tiempo

Guillermo Zinni / La Capital

Los Santarelli, una familia de cuidado

La familia Santarelli habita en la calle Independencia 1726 y la comisaría 7a tenía orden de detener a Luis Santarelli, el jefe de la misma, por lo que le estableció una consigna en la puerta en la persona del agente Bartolo Reynoso, chapa 374. A las dos y media de la tarde del primero de año, don Luis, importándole un comino de la consigna, salió a dar una vuelta, pero como Bartolo estaba ojo avizor, le cortó el paso intimándole al arresto. "¡Qué arresto ni qué ocho cuartos! -dijo Santarelli-. ¡A me non mi porta in cana nessun botone!". "¡Qué no te viá portar!", retrucó Reynoso, y lo agarró fuertemente de un brazo. Pero don Luis no estaba de humor para pasar el primero de año en la comisaría, así que se tomó en lucha a brazo partido con el vigilante. Para colmo de males, en ese momento aparecieron la esposa de Santarelli y tres de sus hijos, José, Antonio y Domingo, y todos se le echaron encima al pobre botón con el propósito de solfearle las costillas. Por suerte la oportuna llegada de otros agentes logró dispersar a la enfurecida familia, la que logró volver a encastillarse en la casa. La policía redobló la consigna y ahora espera poder remitirlos a todos ante el juez de instrucción por desacato y atentado a la autoridad. ¡Qué familia!

¡Oportunidad! Reparto de leche con caballo, jardinera y tarros, etc. se vende en $ 1.500. Por detalles ocurrir a "La Hormiga", calle San Luis, Mercado Central.

Amores salvajes. En la calle Colón 1433 habita una pareja de tórtolos formada por Sebastiana Robles y Félix Arrúa, los que al parecer se quieren entrañablemente. Y tanto se quieren que anteayer, a las cinco de la tarde, después de una escena de celos, Félix tomó un garrote marca "chancho" y como quien no quiere la cosa lo dejó caer sobre el cráneo de su amada, dándose a la fuga inmediatamente. Sebastiana fue atendida en la Asistencia Pública, donde el doctor Murguiondo le aseguró que curará en ocho o diez días, mientras que su cariñoso amante fue detenido horas después por un grupo de policías que salió a darle caza.
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