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 domingo, 14 de enero de 2007  
Sabores de vida

Quique Andreíni / La Capital

Mi querida amiga, hoy le sugiero una combinación de ingredientes para saborear un exquisito pollo agridulce, que puede acompañar con un flan de queso, o servirlo como entrada.


Pechuga aromática
Ingredientes:

  • 4 pechugas

  • 1 taza de caldo de ave

  • 1 vaso de jerez seco

  • 1 manzana ácida

  • 1 cucharada de estragón

  • 1 cucharadita de jengibre

  • 1/2 cucharadita de canela

    Quite la piel a las pechugas. Caliente en una olla la mitad del caldo, y cuando rompa el hervor coloque las pechugas y cocínelas. Retire y agregue el resto del caldo y el jerez. Deje reducir a la mitad e incorpore nuevamente las pechugas.

    Baje el fuego y continúe la cocción. Incorpore el estragón y la manzana rallada, condimente con el jengibre y la canela, y sazone con sal y pimienta. Cocine 15 minutos más y sirva con la salsa.


    Flan de queso
    Ingredientes:

  • 1/2 litro de leche

  • 6 huevos

  • 6 cucharadas de queso rallado

  • 1 cucharada de cebolla picada

  • sal y nuez moscada

    Ponga la leche en una cacerola y antes de que rompa el hervor retire del fuego y agregue los huevos batidos, el queso, la cebolla y los condimentos. Vierta la preparación en un molde enmantecado y cocine a baño María hasta que tome consistencia. Desmolde y sirva. Se puede comer frío.




    Había una vez
    Cuenta una leyenda que una vez un tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía: "Se venden cachorros". Estos anuncios tienen una atracción especial para los pequeños y efectivamente, un niño preguntó: "¿Cuánto cuestan los cachorros?" "Entre 30 y 50 pesos", respondió el tendero.

    El niño buscó el dinero y dijo: "Tengo 2.37 pesos, ¿puedo verlos, por favor?" El tendero abrió la canasta y salieron varias y pequeñitas bolas de pelo. Pero uno de los cachorros se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado porque era rengo.

    "¿Qué le pasa a ese perrito?", preguntó. El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que tenía un serio problema en la cadera, y que sería lisiado toda su vida. "Ese es el cachorro que quiero comprar", dijo el niño. "Si realmente lo quieres, te lo voy a regalar", dijo el tendero. El niño replicó: "No quiero que me lo regale. Ese perrito vale tanto como los otros y voy a pagar su precio completo. Ahora le voy a dar 2.37 pesos, y luego 50 centavos al mes hasta terminar de pagarlo".

    El tendero le advirtió que ese perrito nunca iba a poder correr, ni brincar ni jugar con él. Al oír esto, el niño se enrolló el pantalón para mostrar su pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran aparato ortopédico de metal. "Bueno, pues yo tampoco corro tan bien que digamos, el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda, y por eso no vale menos que los demás", le replicó el niño.

    Dan Clark
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