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 domingo, 14 de enero de 2007  
El cazador oculto: "Una estrella de rock más que humana"

Ricardo Luque / La Capital

No es humano. O al menos eso es lo que quiso hacerle creer al mundo. Y casi lo logra. Con ojos de serpiente, cabeza rapada y esa delgadez enfermiza que ganó en las largas noches de drogas, sexo y rock'n roll en los clubes de Londres. Era el alienígena perfecto, como bien lo advirtió antes que nadie Nicolas Roeg y lo vistió con ropas plateadas y zapatos con plataforma y lo mandó a buscar agua para su plantea en "El hombre que cayó a la Tierra". Era 1976, no había celulares ni internet, ni siquiera televisión satelital. Así que ver una película inglesa, de ciencia ficción, protagonizada por una estrella de rock era una misión imposible. Una aventura de cine club. Que valía la pena. En esos años cualquier movida que tuviera cierto aire cultural era dulce para los oídos de los jóvenes. Y el rock inglés, no importaba si era pesado, sinfónico o glamoroso, ejercía una atracción fatal. Ya hacía tiempo que las melodías de "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars" daban vueltas y vueltas en el aire. Alguien había traído el vinilo de Europa, lo había comprado en un sótano de Amsterdam y lo llevaba de casa en casa en busca del sonido perfecto. Una utopía. Pensar con sacarle a un Audinac el volumen, la intensidad, la agitación que se vivía en un show de David Bowie era una estupidez. Tan grande como quedarse hasta el amanecer discutiendo de política con el Kimba en la Buena Medida. Porque, hay que decirlo, en la pequeña aldea el Kimba era el Duque Blanco. Fue él quien encontró, rebuscando en el video, "El ansia". La alquiló por Catherine Deneuve, que siempre había sido la mujer de sus sueños. Era francesa, dolorosamente bella y mayor. Qué más podía querer un adolescente ávido de experiencia. Pasar una noche en sus brazos, claro, y después hacerse el harakiri. ¿Ese no era el final de "Furyo"? Una escena tremenda. Como la mirada de Nikola Tesla, el oscuro inventor al que un David Bowie sexagenario le presta el rostro en la película "El gran truco". Una mirada más que humana. Como él mismo.
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