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 martes, 19 de septiembre de 2006  
En marcha. Lifschitz inaugura hoy una novedosa iniciativa en el relleno sanitario del extremo sudoeste de la ciudad
Unos 2,5 millones de toneladas de basura servirán para extraer biogás
Es la sustancia que genera la descomposición de los residuos. Su tratamiento favorecerá al medio ambiente

Carina Bazzoni / La Capital

Los vecinos de Puente Gallego podrán respirar tranquilos sin sentir olores nauseabundos. Y el barrio sumará un paseo ecológico abierto para escuelas e instituciones a partir de esta mañana, cuando en el relleno sanitario de Ovidio Lagos al 7300 se inaugure la planta de tratamiento de biogás, una sustancia que se produce cuando se descomponen los residuos orgánicos y que contiene gas metano. Ahora, se convertirá ese gas en dióxido de carbono reduciendo 21 veces el deterioro ambiental que genera. En el emprendimiento se invirtieron tres millones de pesos.

"Este proceso no mejorará la calidad de vida de un barrio, sino de todos los rosarinos, ya que permitirá bajar la cantidad de gases que produce el efecto invernadero, lo que genera el cambio climático", explicó el subsecretario de Medio Ambiente del municipio, César Mackler.

El relleno de Puente Gallego ocupa unas 30 hectáreas en el límite sudoeste de la ciudad. Allí yacen 2,5 millones de toneladas de basura (2.500 millones de kilos) depositadas entre el 95 y el 2003.

Esas montañas de residuos provocaron movilizaciones y protestas de los vecinos, que en más de una oportunidad denunciaron los perjuicios que acarreaba el relleno, aun después de cerrado el predio, por la emanación de fétidos aromas. Ahora, esa misma basura servirá como materia prima para la obtención de biogás.

El emprendimiento, que forma parte del Plan Ambiental Rosario, permite tratar el gas metano que produce la descomposición de los residuos orgánicos y, a través de un proceso de incineración, transformarlo en dióxido de carbono, sustancia 21 veces menos nociva para el ambiente.

Según destacó Mackler, la planta permitirá acelerar la recuperación de los terrenos, que se convertirán en un espacio abierto a las visitas de escuelas e instituciones interesadas en la temática ambiental. Ya se comenzaron a forestar las tierras y se incorporaron animales de granja, como caballos, vacas y gallinas.


Tres millones de pesos
Con la inauguración de la planta de biogás, Rosario se convertirá en una de las ciudades pioneras del país -sólo existen dos iniciativas similares en la provincia de Buenos Aires- en tratar las emanaciones producidas por la descomposición de residuos.

La concreción de la obra corrió a cuenta de la empresa Aria.bis, integrada por capitales nacionales e italianos. Invirtió en su construcción tres millones de pesos y, durante 10 años, se encargará de gestionarla, mantener la cobertura verde del relleno, desmalezar el predio y custodiarlo.

Además, la empresa abonará un canon al municipio proporcional a los ingresos que obtenga por la generación de biogás.

Es que, de acuerdo al Protocolo de Kyoto (Japón, 1997), los países industrializados se comprometieron a reducir entre el 2008 y el 2012 un 10 por ciento la emisión de gases del llamado efecto invernadero. Y, en caso de no llegar a estas cifras, podrían comprar las reducciones de gases que se produzcan en países en vía de desarrollo.

En este marco, el valor de intercambio es el CER, que equivale a una tonelada de dióxido de carbono, "que en el mercado se ofrece a valores de 8 dólares", explicó Mackler, aunque destacó que "el mayor rédito de este emprendimiento no será económico, sino ambiental".

Al mismo tiempo, una vez que la planta esté en funcionamiento se estudiará la posibilidad de generar energía eléctrica a partir del biogás. Una experiencia que si bien no está desarrollada en Argentina sí se realiza en Uruguay y Brasil.

"Si el volumen del gas es adecuado, mediante un generador específico se podría producir electricidad", explicó el subsecretario de Medio Ambiente del municipio. Y si bien serviría para un consumo pequeño (apenas cubriría el iluminado público del predio), ese aprovechamiento representaría "una iniciativa importante en el uso de recursos naturales", sostuvo Mackler.

Por ahora la planta contará con 48 pozos de captación de los gases producidos por la descomposición de residuos. Estos tubos, con una profundidad de entre 12 y 18 metros, se interconectarán a 5 estaciones de agrupamiento. Y, de allí, los gases pasarán a la planta de extracción, donde se acondicionará el gas para incinerarlo en una antorcha (ver infografía).

El proceso permitirá transformar el metano en dióxido de carbono, un gas 21 veces menos dañino para el medio ambiente.
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La planta de Puente Gallego es para cumplir con el Protocolo de Kyoto, que en 1997 determinó la reducción de gases del efecto invernadero.

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