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 jueves, 18 de mayo de 2006  
La música, un juego que desconcierta a los adultos
Pascoal y Aline divirtieron con teatralidad y canciones

Con la energía de siempre, pero opacado por la impecable labor de su compañera, Aline Morena, el brasileño Hermeto Pascoal ofreció en El Círculo y ante una concurrencia menor a la esperada, su particular modo de entender la música como un juego. Juego mostrado como condición de infancia o como ritual que los adultos buscan inútilmente olvidar.

"Chimarrao com rapadura", título del show y del nuevo disco de Hermeto Pascoal, alude al sabor amargo del mate cimarrón del sur brasileño, en referencia al origen de la cantante, unido al gusto del azúcar sin refinar, más del gusto de nordestinos como Pascoal.

Piano, guitarras, cavaquinho, acordeón verdulera y flautas bajo y melódica representaron la concesión a la instrumentación "normal" que hicieron Hermeto Pascoal y Aline Morena, empeñados en promover esa música universal que describe aldeas, aporta colores y practica la libertad, contra lo global que nivela para abajo y rinde culto a lo homogéneo.

Todo lo ocurrido en el escenario desconcertó como siempre al espectador primerizo, pero repitió para los seguidores del albino músico y cantante la rutina de jugar con el sonido del agua de una pileta inflable, de extraer ritmo de animalitos de juguete, de una pava de metal, de cualquier artefacto de cocina.

Aline Morena se asumió como cantante, guitarrista y bailarina, y desde el principio mostró sus grandes condiciones vocales en una rítmica melopea y alcanzó su máximo nivel cuando, como parodia interpretó un fragmento de ópera en alemán, exagerando graciosamente sus académicas vocalizaciones líricas y apelando al recurso -usado varias veces durante el espectáculo- de adherir a su vestimenta diversos elementos sonoros e informales que sumaban al ritmo.

La teatralidad y el aspecto lúdico del espectáculo casi superaron en cantidad a lo musical, que ofreció pocas obras reconocibles pero abundó, especialmente cuando Pascoal apeló a su acordeón, en ritmos emparentados con nuestra cercana música litoraleña, comprobación de que las regiones musicales nunca coinciden con los mapas políticos.

U.G.M.
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Hermeto ofreció una rutina de ritmos de su tierra unida a un criterio lúdico.


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