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 domingo, 30 de abril de 2006  
En profundidad. Alfonsín defendió sus polémicas medidas y criticó la forma de gobernar de Kirchner
"Yo salvé la democracia con la ley de punto final"
El ex presidente quiere al radicalismo lejos de la derecha y consideró al socialismo como "aliado natural"

Carlos Roberto Morán / La Capital

Raúl Alfonsín está convencido de que con las leyes de obediencia debida y punto final "salvó a la democracia" ya que las sancionó -se apura en aclarar- en un momento político sustancialmente distinto al actual.

A pesar de la oleada de críticas que recibieron esas medidas (sancionadas en plena crisis carapintada allá por el 87) el ex presidente, lejos de considerarlas un error de su gobierno, asegura que fueron un gran acierto. "Con ellas, salvé los derechos humanos hacia delante, porque se hubieran perdido con la pérdida de la democracia", aseveró.

El caudillo radical hizo estas polémicas afirmaciones en la capital santafesina, donde fue el principal orador en los actos de asunción de las nuevas autoridades partidarias.

Alfonsín apuesta hoy a la unidad partidaria y para sí no se reserva ningún papel fundamental, aunque no ignora el peso específico que mantiene en la UCR, a la que desea se mantenga en una posición de centroizquierda y alejada de la derecha representada, entiende, por Mauricio Macri, el gobernador neuquino Jorge Sobisch y Ricardo López Murphy.

Respecto a la estrategia política que debería tener el radicalismo de cara a las elecciones del año próximo, consideró prematuro aún hablar de alianzas, pero descuenta que el socialismo es "el aliado natural", en tanto desalienta cualquier posible acuerdo con Néstor Kirchner, a quien le critica la concentración de poder y la falta de diálogo con la oposición.

Acompañado por Luis Changui Cáceres y el reelecto presidente del radicalismo santafesino, Felipe Michlig, Alfonsín recibió a La Capital en un hotel céntrico de Santa Fe. Se mostró muy distendido, locuaz y ligeramente excedido en peso. "Tengo que adelgazar rápidamente cinco kilos", se apuró en aclarar.

-En el radicalismo se advierten posiciones disímiles sobre el gobierno nacional. Desde su óptica, ¿cómo debe ser esa relación?

-Tenemos que hacer una oposición racional. Es decir, criticar lo malo, apoyar lo bueno y poner el acento en una cuestión que en general la oposición olvida: lo propositivo, esto es hacer propuestas como las que hemos empezado a hacer. A su vez, hemos criticado medidas como la prohibición de la exportación de carnes, que para mí es un error grave, que se vuelca no sólo contra el campo sino, además, contra los sectores del trabajo. Pero nosotros no podemos apostar a que al gobierno le vaya mal; tenemos que apostar a que triunfe la Argentina, y para eso debemos sumarnos a un esfuerzo común de todos los argentinos, a ver si a través del diálogo podemos realizar una actividad que permita definir lo que deben ser políticas de Estado.

-¿Existe esa alternativa de diálogo?

-Desgraciadamente en el gobierno no se cree en esto. No se habla con la oposición, no se manifiestan aspectos de los que pueda surgir una coincidencia. Por otra parte, se margina al Congreso de la Nación a través de decretos de necesidad y urgencia, y esto también es negativo, porque es en el Parlamento donde fundamentalmente se debe hacer la discusión política.

-¿Cuáles serían los aspectos que cree positivos de este gobierno?

-Los hay, como ocurriera cuando decidió no enviar tropas a Irak, resistiendo la presión fundamentalmente de Estados Unidos; se independizó del Fondo Monetario Internacional; rehizo la Corte Suprema de Justicia. Nosotros apoyamos todo eso, pero, por ejemplo, estamos muy en contra de la reforma que se hizo al Jury de enjuiciamiento del Consejo de la Magistratura, que permite que el oficialismo cuente con una bolilla negra para un juez que no le agrada y un salvavidas para el juez que "se porte bien", de acuerdo al criterio del gobierno, para salvarlo del juicio político.

-¿Comparte las críticas sobre una presunta concentración de poder del ministro Julio De Vido?

-Con respecto a la concentración de poder que dicen tiene el ministro (Julio) De Vido, pido en ese sentido que recuerden la concentración de poder que tuvo (Domingo) Cavallo. Aquí creo en realidad que lo que se concentra es el poder del presidente de la Nación, que se ocupa de todos los aspectos del gobierno y ni siquiera hace reuniones de gabinete. Entiendo que cuando se realizan estas cosas, como los decretos de necesidad y urgencia, más la falta de discusión respecto a los proyectos que entran al Poder Legislativo, se lesionan las instituciones y se debilita la división de poderes.

-¿Cuál debería ser la estrategia de la UCR para el año próximo?

-Considero prematuro hablar de una estrategia electoral, pero sí creo que debemos definir que no vamos a aliarnos con la derecha.

-¿A quienes ve usted ubicados en esa derecha?

-Evidentemente a Macri, Sobisch y López Murphy, con sus matices.

-Más allá de lo prematuro, ¿La UCR debería integrar algún tipo de frente?

-Un aliado natural del radicalismo es el Partido Socialista, que ya tiene su alianza en la provincia de Santa Fe y que ha de continuar; ahora veremos qué importancia tendrían desde un punto de vista numérico, cuantitativo y no cualitativo, las alianzas que pueda realizar la Unión Cívica Radical.

-¿Sería posible, desde su perspectiva, una alianza con el kirchnerismo, como proponen algunos radicales?

-No creo que sea posible, desde mi punto de vista y por razones que hacen a la calidad institucional del país. Entiendo que, sin perjuicio de que no debemos aspirar al desastre del gobierno, evidentemente somos cosas distintas. A nosotros nos preocupa mucho la calidad institucional y nos preocupa mucho, además, que haya un verdadero derrame hacia los sectores populares del crecimiento económico que se ha producido, algo que hoy no se ve.

-¿Cómo percibe usted, hoy, los fuertes cuestionamientos que se le han hecho por las leyes de obediencia debida y punto final y también por el Pacto de Olivos?

-Las dos cosas se están morigerando bastante ya que se advierte que, respecto de esas leyes, era una situación muy distinta la que yo viví en aquel tiempo a la que se vive ahora. Yo salvé la democracia con esa ley, la del punto final, estoy convencido de que era necesaria porque de lo contrario ponía en riesgo los derechos humanos para adelante, con la pérdida de la democracia. Con relación al Pacto de Olivos, salvamos muchas instituciones en el país, evitamos la reelección permanente del presidente así como la sanción de una pésima Constitución. Lo que hicimos con nuestra actitud fue posibilitar la sanción de una muy buena Carta Magna, que avanzó mucho en aspectos definidos de la democracia social y consolidó instituciones.

-¿Qué papel se asigna en el radicalismo?

-Nada más que el de responder a algunas consultas que me hacen los correligionarios; ir a dónde me invitan y seguir diciendo nuestras cosas.

-¿Y cómo sigue su diálogo con la sociedad, lo respetan?

-Sí, creo que me respetan mucho.
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Alfonsín reconoció que la UCR está en crisis.

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