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 domingo, 30 de abril de 2006  
La única verdad es la realidad

Carlos Duclos

El título de esta reflexión, desde luego y como se sabe, corresponde a una célebre frase del ex presidente de los argentinos, general Juan Domingo Perón. Un pensamiento, desde luego, de una certeza indubitable sobre la que muchas veces no se reflexiona ni se repara. Bien vale la pregunta, parafraseando al crucificador: "¿Qué es la verdad en este país?" ¿La verdad está contenida en los discursos de los gobernantes, que muchas veces con dibujos y cuadros estadísticos demuestran el crecimiento económico? ¿O es el sueldo de esa jovencita estudiante de arquitectura que trabaja en la caja de un negocio por 400 pesos al mes? ¿La verdad son las actitudes de algunos legisladores que siendo elegidos para legislar, a los días de asumir ya se largaron a la campaña para 2007 y de los proyectos jamás se acordaron? ¿O tal vez la verdad sea el jubilado y sus padecimientos económicos? ¿O los desocupados, o los subocupados, o los chicos de la calle, o los aumentos de precios, impuestos, costos de servicios, o...?

Perón tenía razón: "La única verdad es la realidad". De manera que no sirve (y menos aún tratándose de líderes argentinos) procurar llegar a la verdad aceptando el discurso de tales. Para llegar a la verdad es necesario observar la realidad, que no es, tampoco, la que muestran algunos comunicadores sociales. En un país en donde todo es dudoso, lo mejor que puede hacer el ciudadano es procurar cotejar lo que se dice con lo que observa cotidianamente. E ir más allá: escrudiñar allí donde nadie enfoca la lente para mostrar la escena. Tarea dificultosa, por cierto, pero únicamente así se llega a la verdad. La otra forma es la aconsejada por Jesús: "Por sus frutos los conoceréis". Pero esto también requiere la tarea de investigar un poco que frutos dieron "estas especies" que tanto prometen.

Pero veamos algunos hechos que pueden acercarnos a la verdad: mientras en los tribunales de la ciudad de Buenos Aires se realizaba una protesta de "abuelos" que todavía no cobraron los ahorros que les robaron durante el corralito, fallecía la señora Elena Raquel, de 82 años, quien pese a tener sentencia firme para que se restituyeran sus bienes monetarios, se fue sin poder recuperarlos, después de más de cuatro años de reclamo. Esta noticia no trascendió, tal vez simplemente porque no vende, no genera rating aunque ya sean cientos y cientos los hombres y mujeres de la tercera edad que han partido sin haber podido recuperar su dinero. La injusticia y la muerte en medio del desamparo poco importan hoy en día.


Aumenta el gasoil
Otra noticia para ir sacando la cáscara de este estado de cosas y llegar a la verdad es la siguiente: "La petrolera Esso incrementó en las últimas horas el valor del gasoil un cuatro por ciento, que sumado al ocurrido hace aproximadamente 40 días, alcanza el 9 por ciento". Lo curioso es que la noticia sigue de la siguiente forma: "Hace pocos días, el director de Asuntos Públicos de Esso, Tomás Hess, descartó la posibilidad que haya un ajuste en los combustibles como consecuencia del aumento del precio internacional del petróleo". Después de todo, no hay por qué cuestionar al señor Hess ¿No vibra en la misma longitud de onda de algunos políticos y funcionarios que dicen una cosa y hacen otra?

Hay muchas más noticias que pueden servir para ir llegando a la verdad. Por ejemplo la que da un organismo del gobierno, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Y es menester decir que si bien casi todos los medios han dado a conocer algunos datos, algunos los han dado "así nomás, por arribita", como dice doña Lola en barrio Belgrano. ¿Por qué será? Analícese la siguiente información perteneciente al Indec: el nivel general de la variación del índice de los precios de los consumidores en los últimos meses es el siguiente: diciembre del 2.004: 151,30. Año 2.005: enero, 153,54; febrero: 155,00; marzo: 157,39; abril: 158,16; mayo: 159,11; junio: 160,57; julio: 162,18; agosto: 162,89; septiembre:164,79; octubre: 166,07; noviembre: 168,08; diciembre: 169,95. Año 2.006: enero: 172,12; febrero: 172,80; marzo: 174,88. Es decir que desde diciembre de 2.004 al mes pasado los precios subieron, según el organismo gubernamental, más de un 23 por ciento. Claro está que seguramente las amas de casas tendrán otros índices, más reales, menos dudosos. Pero aún aceptando estos niveles puede concluirse en que si bien son preocupantes, no son escandalosos, salvo (porque siempre en este país hay un salvo) por el hecho de que este aumento arrastra otros históricos que jamás el consumidor argentino pudo compensar y que se vieron agudizados por una pérdida del poder adquisitivo plus que se produjo con la devaluación.

Sigamos con el Indec. El valor de la canasta básica alimentaria -que contiene alimentos que suministran los requerimientos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para un hombre adulto de actividad moderada- tendrán un aumento para el mes, respecto del mes anterior, del 1,8%. En el mes de marzo, respecto de febrero, los alimentos y bebidas tuvieron un aumento, siempre según el Indec, del 1,5%; las carnes, un 3,4%; los productos lácteos y huevos, un 0,5%; las verduras, un 0,9%; la ropa, un 8,4%; el calzado, un 3,3%. La carne picada aumentó 6,1%; el café envasado, el 2,1%; el transporte, 1,7%.

En este último aspecto parece que los muchachos del Indec no pasaron por Rosario, donde el aumento fue mayor. La cebolla hizo llorar más de la cuenta con el aumento que alcanzó: el 16,7%. Y para terminar, para no enumerar todos los ítems, la educación. A los argentinos en marzo les costó más educarse con relación al mes anterior y a otros meses del año: el aumento fue de 11,7%. ¿Por qué aumentaron los precios de los elementos necesarios para la educación? Por esa "picardía criolla" que para bien de unos pocos determina que así como en Semana Santa debe aumentar el precio del pescado, así en marzo deben aumentar los precios de los útiles escolares. Todos los demás fundamentos son, como dicen los muchachos en el bar, "pura guitarreada".


Empleo y desocupación
Pero sigamos con otra realidad argentina: el empleo y la desocupación en el mes de marzo. No son datos extraoficiales, ni de ninguna consultora, sino del Indec: la tasa de empleo es del 41,3%. ¿Y el resto? Es la otra Argentina, esa que no viajó este fin de semana largo y que se quedó en el infierno soportando las llamas de la realidad. ¿Cómo se compone esa otra argentina? Así: desocupación 10, 1%; subocupación (lo que es desocupación hipócritamente disfrazada), 11,9%; subocupación demandante, 8,4%; subocupación no demandante, 3,5%. ¿Qué significa? Que lisa y llanamente unos 14 millones de argentinos, aproximadamente, tienen trabajo (a veces muy mal pago) y que el resto, 20 millones o más, "o está en la lona o se la rebusca como puede", como dicen los muchachos en un bar de la zona sur (porque para descubrir la verdad a veces también hay que darse una vuelta por los barrios, muchos sucios, sin servicios adecuados y olvidados).

Como punto final para esta reflexión, es dable recordar una breve parte del discurso que pronunció hace apenas unas horas el presidente del Colegio de Abogados de Rosario, Arturo Araujo, durante la toma de juramento de nuevos y jóvenes abogados. Esto nos ayuda, también, a formar la verdad: "A los recientemente recibidos, les resultará muy dificultoso vivir de la profesión, exclusivamente. No tenemos aún estadísticas, pero no dudamos en sostener que miles de colegas de nuestro foro están por debajo de la línea de pobreza en cuantía de ingresos y ello reclama y exige la adopción de medidas".

Es indudable y debe reconocerse que desde hace un tiempo la economía crece y algunas cosas mejoran. Los logros no pueden ocultarse mezquinamente. Con todo, y como decía el ex presidente, "la única verdad es la realidad".
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